Como un visitante al que ya no esperábamos, el frío llega en la noche a tocar a nuestra puerta. El golpear de sus dedos, viejos y rudos, nos causa un ligero estremecimiento, y nos acerca un poco más a la alegre danza de las llamas, y su tranquilizador resplandor. Cubierto con un manto de húmeda oscuridad, nos observa en silencio desde un rincón. Su respiración es un viento helado que sopla entre la desmarañada y blanca barba, y esquivamos sus ojos porque son brillantes y lejanos como estrellas. La muerte, callada, lo acompaña como una sombra arrastrada a su espalda. Esa Muerte lo acompaña siempre, dejando a su paso un reguero de ausencias.
Ambos, el Frío y la Muerte, vienen a ocupar un lugar en nuestra mesa, en nuestra cama, para beber algo de nuestro aliento y llenar de brumas nuestros sueños, para roer nuestros recuerdos cuando vuelve a sonar la canción del hueso. Así regresan el Frío y la Muerte a tocar nuestras puertas… Pero no para todos, porque cada cosa, cada Visita, tiene su propio tiempo. Para algunos su presencia es, a penas, un susurro, un escalofrío, una idea extraña que pasa y se aleja como una nube solitaria que cruza el cielo claro arrastrada por los vientos. Para otros, es el anuncio de lo inevitable, un escuchar el toque de campanas de su propio entierro, sabiendo que son llamados a la despedida.
El cuento que traemos hoy a la Torre Negra es el Soldado y la Muerte, un cuento popular ruso recopilado, entre otros por el folkorista Aleksandr Afanasiev.
Comentarios
Sin duda mi podcast preferido, cada capítulo es increíble. Muchísimas gracias por hacer algo tan necesario y valioso.