Muy buenas tardes, queridos secuaces, bienvenidos a Elena en el País de los Horrores.
Hoy nos han pasado por agua y eso, a una naturaleza melancólica como la mía, nos sirve de inspiración y nos pone dramáticos. Por eso hoy hemos cambiado el punto de vista habitual de nuestro programa, y, en lugar de ponernos los ojos del asesino, vamos a mirar como la víctima.
Hoy, en la mente del asesino seremos una joven buscavidas, pero de renombre en la noche barcelonesa. Reviviremos los últimos momentos de una cenicienta moderna, y liberal, que llegó a la capital buscando fortuna, y no tuvo demasiados reparos en coger el camino corto para lograrla. Cambió su aspecto, se tiñó el pelo de un sofisticado rubio platino, y se echó varios novios que le pusieron piso, sueldo fijo, regalos caros…
Carmen Broto Buil fue asesinada la madrugada del 10 al 11 de enero de 1949, y desde esa oscura noche regresa hoy para tomar la voz de nuestra compañera Raquel García Sevillano, y contarnos su historia…
En la Parada de los Monstruos vamos a hablar de cómo el mejor amigo del hombre puede convertirse en su peor enemigo. Hablamos del perro, pero de una raza poco habitual, por suerte, la pesanta.
Esta noche, además, tendremos invitados por partida doble. David Mulé sentará en su diván a Jesús Ortega, un joven investigador y futuro periodista, pero que ya hace sus pinitos en divulgación, que pisa fuerte y un representante destacado del futuro prometedor que tiene el mundo del misterio.
También charlaremos con Maite Batalla, moderadora de legadosdelmisterio.net, que charlará con Loly Otero y con todos nosotros del concurso de relatos que tiene en marcha. Será en nuestra agenda Cómo pasar una noche de miedo
Y, hablando de miedo, el gran "asustador" del programa, Migue Entrena, que con su dosis de cruda realidad semanal nos tiene a todos los pelos de punta, viene a contarnos una posible conspiración de actualidad latente. Va a hablarnos de la renuncia de Benedicto XVI…
Menos mal que antes de irnos a dormir, Margari Torrealba nos contará un cuento… de terror, eso sí.
Cobíjense de la lluvia en sus propios hogares, pero permítanos transformarlos durante los próximos 55 minutos en un lugar de miedo, en un País de los Horrores. Comenzamos.
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