Muy despacio y a voces calladas
me visto de mentira arañada
me agita el silencio y su puñalada
me despierto dormido de madrugada,
no se vivir sin la triste soledad,
me apago las luces y enciendo la pena,
maldito destino que se fue sin despedida,
maldita la esperanza corrompida
que busco la felicidad que se extinguía.
Y vos vistiendome de sonrisa
y vos desnudandome de miseria
y vos abrazando mi cordura
y vos empujando mi locura,
sos mi tierra mojada
sos mi cielo desierto
sos mi causa encontrada
sos mi nada, sos mi alma enjaulada.
Temblar por un beso furtivo
morir en los labios con un verso,
enviudar de la muerte con un te quiero
descorchar un corazón desterrado del amor,
vender el destino por un sueño presente,
desquiciar la razón con rocé de la piel.
¿Porque estas triste ,noche?
¿te abandona la luna?
¿se apagan las estrellas?
¿muere el silencio?
¿me echaras de menos?
¿Volverás de tu muerte?
¿Despertaras de tus sueños?
no importa, te estaré esperando,
aparcando las penas
y perfilando mil o dos mil versos.
Hoy ,un pasado del mañana,
un futuro del ayer dormido,
una lagrima taciturna
un desierto en el tiempo,
hoy ,un reflejo en el río
una diferencia escondida,
un portal sin puertas
un refugio del olvido.
Deslizose el susurro en el viento
como una caricia enamorada
y perdió su virtud en dos besos
acabados en vinagre de carmín,
allí donde el mar oculta al sol
donde las nubes te ocultan a Dios,
allí donde empezar es terminar
y los espejos te dicen la verdad.
No soy yo ni el humo de de un sueño
no eres tu ni el cielo de tu boca,
no es por mi ni el vacio de la mirada
no eres tu ni el gris de tu alma,
no es verdad una mentira repetida
no es mentira una verdad encarcelada,
no es distinta la injusticia del pecado
no es por nada ,no es por nadie
solo es por un deseo acostumbrado
a robar la primavera de un verano
destinado morir en el otoño
de un invierno en mi corazón acomodado.
Gracias por fumarte mis besos en el pasillo de un tren con destino ,tu boca,
gracias por beberte mis caricias encontradas en el desahucio del destino,
gracias por comer de mi corazón caducado con sabor a la nada del amor,
mil veces gracias por arrancarme entre caricias las heridas abiertas del desconsuelo
Desde el funeral de los besos perdidos,
y acabados los días de los dulces recuerdos,
un lamento hecho canción, se vestía de nana,
se disfrazaba de amor y en su alma se acunaba.
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