Yo soy hermana de Alexander, otra víctima de esta desaparición y asesinato por parte del ejército nacional que llaman falso positivo. Se lo llevaron para Bucaramanga (Capital del Departamento de Santander en el nororiente de Colombia a 400 kmts. de Bogotá). Todo esto ha sido confirmado por las confesiones de los propios militares. Lo sacaron para Florida Blanca donde hicieron el falso positivo. Lo desaparecieron el 2 Enero 2008 y el 24 de agosto del 2008 supimos de su muerte. Nos enteramos por noticias que dieron en una emisora de Chiquinquirá (Una ciudad del Departamento de Boyacá a 134 kilómetros al norte de Bogotá) de donde somos oriundos. Unos familiares escucharon la noticia de la muerte de Mario Alexander “en combate” en Santander y nos avisaron que nos presentáramos en Bucaramanga para el reconocimiento de un hijo.
Llegamos a Bucaramanga y no había fiscales porque había un paro judicial. Primero los meses de búsqueda sin saber qué había pasado con el y luego aparece la noticia de esta manera. De ahí para acá seguimos en la lucha sin descanso ni paz. Cuando ya dan la noticia empieza la lucha para ver cómo traíamos a mi hermano porque somos gente trabajadora y gente humilde. Hicimos cartas y cartas para bregar a traer el cuerpo de mi hermano. Cuando llegamos a Bucaramanga no nos dijeron cómo había muerto Alex y ninguna información. Solamente nos entregaron una hoja en la que decía que era un cuerpo NN. Identificado por huellas y por mi madre.
Solamente el 18 de diciembre de 2008 nos ayudaron para poder traer el cuerpo de mi hermano. Tuve que viajar yo sola para traerlo. Mis hermanos no me acompañaron, ni me acompañan hasta hoy en esta lucha. Les da miedo. No quieren involucrarse. Me ha tocado sola.
Llevamos en esto 7 años y medio. Mi madre murió triste sin alcanzar a ver justicia. Cuando murió estábamos las dos solas abanderando la búsqueda de justicia. Ahora estoy sola yo.
Hace un año empezaron las audiencias. Han sido continuas. Dio un giro el proceso. Los militares confesaron el homicidio luego de haberlo negado todo. Bueno por un lado porque aclaramos cosas, pero la confesión les da rebaja de penas y prácticamente no van a pagar nada por su crimen. Solamente 4 de los 5 que confesaron pueden juzgarse. Uno se declaró loco. De los otros 4, pasan cosas que deben conocerse. Cuando alguien confiesa un homicidio, no puede seguir activo como militar, ¿cierto? Es lo más lógico. Sin embargo el Fiscal que lleva el caso dice que dice que mataron en combate, en servicio activo, a uno de los 4 soldados que mató a mi hermano. Deberían estar detenidos. Ya estaban con imputación de cargos y dicen que estaba libre y que lo mataron en combate. ¿Por qué dicen una cosa y hacen otra? ¿Qué está pasando? ¿Qué justicia es esa?
El viernes pasado (26 de junio) teníamos una audiencia. Esto de las audiencias es un atropello. Las audiencias para mi hermano se hacen en Bucaramanga (a 400 kilómetros) y Arauca (a 630 kilómetros). No en Bogotá o Soacha. Yo solamente pude viajar una vez. Vale 600 mil pesos solamente el transporte. No tengo plata. Por eso solamente asisten mis abogados.
Me llamaron a informarme que finalizaba el juicio el viernes pasado. Pero esta vez me informaron que ya no se hacía la audiencia en Bucaramanga ni en Arauca sino en Medellín donde está el señor que dio la orden de matar a mi hermano. Para su comodidad. Para comodidad del asesino, no de los familiares de las víctimas.
No tenemos recursos. Tenemos unas de nosotras, unos pocos años de educación.
Nos van metiendo a una burla.
Otro problema grande es que tenemos que estar pagando lo de los cementerios (las cuentas que cobran los cementerios por tener allí los cadáveres de los asesinados por el ejército se convirtieron en obligación económica de sus familiares, de manera que ahora trabajan para pagar el cementerio y los costos de los trámites para que se haga justicia, consumiendo su tiempo y energías en esto. Su agenda, su trabajo y su vida son para el sistema que les cobra y las explota a partir de desaparecer y asesinar a sus familiares. Deben trabajar para pagarle mantener al sistema de los victimarios). ¿Por qué si nos mataron a nuestros hijos, tenemos que estar pagando plata que no tenemos? Nosotras trabajamos uno o dos días a la semana y lo que hagamos en esa jornada es todo lo que tenemos de ingreso. Lavar o planchar y reunir para pagar lo de los cementerios.
Tenemos varias mamitas, por no decir todas, que no han podido pagar lo de los cementerios y tenemos deudas de 2 millones, 2 millones 800 pesos. No tenemos de donde pagar. Ahora resultamos trabajando para pagar deudas para pagar lo que cuesta el asesinato de nuestros hijos y seres queridos.
El fiscal dijo hace poco: “ya pueden sacar sus restos”. ¿De donde sacamos plata para sacarlos? Nos cobran por sacarlos y por el cajón, los osarios. Son 3 millones pasados por cada persona. No tenemos eso. Como decimos que no tenemos plata y que no tenemos por qué pagar eso que es responsabilidad del estado, el fiscal nos pone como un ping-pong. Que vayamos a una entidad, que la Personería, que esta agencia, que la otra oficina. Nos manda para uno y otro lado. Nos la pasamos ahora de oficina en oficina ya ni siquiera buscando que se haga justicia o se sepa la verdad, sino perdiendo el tiempo para exigirle al gobierno que nos entregue los cadáveres sin que tengamos que seguirnos endeudando ni haciendo vueltas.
Las Madres de los Falsos Positivos hacemos conferencias en universidades, donde podemos, para que esto no se repita. No cogemos plata de esto. No nos pagan. Pedimos que nos lleven. Ese es nuestro diario vivir. Dar a conocer la verdad. Denunciar los hechos, rebuscar una plata, hacer vueltas con el gobierno, hacer seguimiento a las audiencias que se dilatan. Así nos tienen, pero hemos decidido que se sepa la verdad y hacer el trabajo de darla a conocer para que no se repita y no se esconda.
Habría mucho que decir. Mucho. Uno no sabe por donde comenzar. Algo más del caso de mi hermano. De los 5 militares que estaban en el pelotón en el supuesto combate en que cayó mi hermano, todos eran militares inactivos. Estaban en Sanidad. No deberían haber estado en combate. Un Mayor los contactó para que lo mataran.
Se lo llevan para una vereda (aldea), Los Helechales. Este Mayor les preguntó ¿cual de ustedes lo quiere matar? Como ninguno quiso disparar, este señor se lo llevó en la moto, no le dio tiempo de bajarse como lo cuenta el mismo Mayor. Como nadie disparó él mismo disparó. Le dio un disparo en la cabeza. Dijo que para él le daba lo mismo que lo condenaran por uno que por 50.
Yo no soy una persona estudiada ni nada por el estilo. He aprendido que nos violan nuestros derechos. Creen que no vamos a recapacitar, pero devolvemos el casete y nos damos cuenta de cómo nos violan nuestros derechos. Les doy este testimonio para que sepan que no es como dice el Presidente (de Colombia)que no pasa nada. Pasa mucho, pero habemos mucha gente cobarde que no nos atrevemos a hablar.
Hoy estoy y estamos viviendo esto. Estamos amenazadas. Nos amenazan todo el tiempo. Ya dimos un paso adelante y no vamos a marchar atrás.
Ahora nos dijeron que acá termina el caso porque ya confesaron los militares y así se acaba todo. Queda en la Justicia. Pero yo voy a seguir anotando cada cosa que sepa para que sea toda la verdad la que sirva para que se haga una justicia verdadera y no para que dejen libres a los asesinos por confesar. Gracias por escucharnos.
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