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Comentarios
Padre Fortea, en su sermón 1040 del miércoles de ceniza, comentaba formas o gestos ante Dios de querer hacer algo de ayuno, y me acordé de una cosa que me ocurrió. Yo trabajaba de comercial y comía siempre menús de los lugares por donde me movía. El momento de la comida era tremendamente gratificante, y sacrificarme lo más mínimo en este tema me costaba una barbaridad. Un día se me ocurrió probar a pedir el primer plato, segundo y postre menos apetitoso que me ofreciesen en el menú. Aquello que nunca pediría, o simplemente que no sabía ni si era pescado o carne… Pues Dios es tan bueno que descubrí unos platos fabulosos!!!