La historia de la Astronomía es sin duda una de las más apasionantes de la humanidad. Con grandes avances, estancamientos y retrocesos, han participado en ella los más grandes científicos de todas las épocas, reflejando sus propias inquietudes y las de su sociedad en sus propuestas. Al fin y al cabo, la Astronomía busca entender el Universo, el lugar en el que habitamos los seres humanos.
La Astronomía en la Prehistoria
Desde la más profunda antigüedad, el hombre ha contemplado los cielos y se ha maravillado con su aspecto. Con un cerebro en proceso de formación, los primeros homínidos debieron encontrarse a merced de las inclemencias del medio ambiente. Los fenómenos naturales como la lluvia, la sequía, el frío o el calor tuvieron que sembrar en su mente más miedo y temor por lo desconocido, que admiración.
Monumento de Stonehenge
No podemos determinar con exactitud cuales fueron las explicaciones que construyó en su mente al contemplar al Sol, la Luna y las estrellas, sin embargo, numerosos indicios a lo largo y ancho del planeta en todas aquellas partes en donde ha habitado el hombre nos demuestran que la astronomía es probablemente una de los oficios más antiguos manifestándose en todas las culturas humanas.
Este conocimiento astronómico primitivo era utilizado como herramienta útil para determinar los periodos de abundancia para la caza y la recolección. Es más, el hombre temprano observaba los cielos porque Sol, la Luna y las estrellas indicaban a granjeros y cazadores, el inicio de estaciones venideras, como el invierno, para el que se requería de una preparación para sobrevivir a los cambios climáticos adversos.
Arqueoastronomía
La arqueoastronomía ha sido conocida como “antropología de la astronomía“. Esto significa que la arqueoastronomía presta atención a las prácticas astronómicas, al conocimiento celestial y a las religiones de culturas antiguas. Se enfoca en descifrar de qué forma encaja la astronomía en la vida de una determinada cultura.
Así mismo, está relacionada con sistemas de calendario antiguos, conceptos de tiempo y de espacio, matemáticas (especialmente contando sistemas y geometría), navegación, y también, planeamiento urbano.
Los arqueoastrónomos tienen como función la observación de la arquitectura, especialmente para ver si las edificaciones megalíticas están orientadas hacia el Sol, la Luna, e inclusive, hacia Venus. La orientación más común es la de buscar la alineación con la salida del Sol durante la fecha de un solsticio.
El nuevo campo de la arqueoastronomía comenzó durante los años 60, cuando fue descubierta la estructura megalítica más famosa del mundo, Stonehenge.
STONEHENGE: El más grande monumento astronómico de la Prehistoria
Los datos de que se dispone para reconstruir la cultura del hombre prehistórico son en general muy fragmentarios. En los mejores casos poseemos restos de construcciones emprendidas por ellos. A través del estudio de estas construcciones podemos intentar deducir elementos de la cultura de sus constructores. Uno de los monumentos que destaca y puede enseñarnos mucho acerca del hombre prehistórico es Stonehenge.
Stonehenge es sin duda extraordinario. Ubicado en el sur-oeste de Inglaterra, en la planicie de Salisbury, es una de las construcciones más notables de los tiempos prehistóricos. Por la envergadura del trabajo que significó para sus constructores puede con justicia considerarse como una de las grandes obras emprendidas por el ser humano en la faz del planeta.
Las piedras de Stonehenge datan aproximadamente entre 3.000 y 2.000 AdC. De manera que es posible que Stonehenge haya sido construido por personas del Neolítico.
Stonehenge está conformado por grandes bloques de piedra distribuidos en cuatro circunferencias concéntricas. Todo el conjunto está rodeado por un foso circular y dentro de este espacio se alza un bancal en el que aparecen 56 fosas conocidas como los “agujeros de Aubrey”, cortados por “la Avenida“, un camino procesional de 23 metros de ancho y tres kilómetros de longitud. Cerca se halla la “Piedra del Sacrificio” y en frente se encuentra la “Piedra Talón“. Está compuesto de un gran círculo de grandes megalitos y un círculo de arena que los rodea, considerándolo la parte más antigua del monumento.
La finalidad que tuvo la construcción de este gran monumento se ignora, pero una de las teorías con más fuerza es la que afirma su finalidad como instrumento astronómico, que permitió al hombre del megalítico realizar un calendario bastante preciso y predecir eventos celestes como eclipses lunares y solares.
En el solsticio de verano, el Sol sale justo atravesando el eje de la construcción, lo que hace suponer que los constructores tenían conocimientos de astronomía. Es más, Stonehenge fue erigido a 51º de latitud norte y se tuvo en cuenta el hecho de que el ángulo existente entre el punto de salida del Sol en el solsticio de verano y el punto más meridional de salida de la Luna es un ángulo recto. Además, el círculo de piedras, que se dividía en 56 segmentos, podía utilizarse para determinar la posición de la Luna a lo largo del año. Y también para averiguar las fechas de los solsticios de verano e invierno y para predecir los eclipses solares.
La pregunta es: ¿fue en verdad Stonehenge construido con estas finalidades? Es muy difícil poder contestar esa pregunta con certeza. Podemos afirmar que algún propósito debe haber tenido sin duda, ya que es muy complejo para ser obra del azar.
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