Nos acompaña un andaluz de Jaén. Un aceitunero altivo que sí se preguntó quién levantó los olivos. Un jornalero, es decir, un trabajador precario endémico que sí ha sabido y sentido siempre que los olivos no los levantó la nada, ni el dinero, ni los señoritos; sino la tierra callada, el trabajo y el sudor de los suyos, de los de su clase, la clase obrera, jornalera y sufrida de su Andalucía. Un jornalero, por si era poco para ser denostado y despreciado, que se levantó, como aquel olivo cano, y alzó una mano poderosa de cimiento, mano que arrimó, desde muy joven, a la lucha de un sindicato minoritario repleto de sangre y de vida que señala abiertamente al explotador que se enriquece en la herida generosa del sudor. ¡No del sudor del terrateniente y nuevos caciques que han sepultado a este pueblo en la pobreza, que nos pisotean la frente y nos reducen la cabeza! Hablar de nuestro invitado de hoy, es hablar de Jaén levantada brava sobre sus piedras lunares, para no ser esclava, con todos sus olivares.
Nuestro invitado, Andrés Bódalo, es otro ejemplo claro de lo importante y urgente que es, en el Estado español, derogar la Ley mordaza y, mientras tanto, hasta que eso suceda, si es que logramos que así sea, que se produzca una amnistía social y política. Hoy martes, hemos tenido el honor de contar con un miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores y Trabajadoras, que además es concejal en el Ayuntamiento de Jaén por Jaén en Común, y ha estado con nosotras y nosotros para conversar porque se enfrenta a una condena de tres años y seis meses de prisión, acusado de agredir a Juan Ibarra, concejal del PSOE en la localidad jienense de Jódar, su pueblo.
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