La superación del sufrimiento destruye nuestra
propia impureza, pero el sufrimiento no deja de ser
motivo de falta de comprensión. Cuanto menos
comprendamos, más sufrimos.
La hipocresía de la oración genera un daño
irremisible, motiva un sufrimiento
Pensar de manera elevada, nos lleva hacia
aspiraciones, igualmente elevadas.
Todo lo que empleamos en ésta existencia material es
solo un medio. Un medio que nos va a permitir lograr lo
que nos propusimos, pero siempre que aprendamos a
utilizar este medio, de manera adecuada y propia, de
forma correcta.
Descender es cuando optamos por trasladarnos a un
plano compuesto de moléculas mucho más densas, más
primitivas…, menos evolucionadas. Y en todo éste
laberinto de formas y situaciones..., un medio por el que
podemos ayudarnos, para no perdernos e incluso recuperar
nuestro oriente una vez perdidos, lo llegaremos a lograr
por medio de la oración.
La oración es una herramienta siempre disponible; es
un medio de beneficios considerable, si aprendemos a
emplearla de manera adecuada, de forma correcta.
Orar es como ponerse en contacto, a través de un tubo
o dispositivo invisible, con nuestro dador o Guía Supremo,
para que le llegue el mensaje que de forma profunda e
insistente le enviamos.
Cualquier expresión de la naturaleza que nos rodea,
invita a la oración, que es tanto como decir: “gracias Dios
Padre” o bien, “Padre, todo cuanto me vengan en negativo,
me llegue en positivo”.
Comentarios
Es menester cultivar la pureza interior, incluso sin que nadie se entere, ¿porqué pregonarlo, si eso puede acarrearnos una serie de malas interpretaciones o envidias que al final van a dificultarnos en ese cultivo? Debemos aprender a tomar ejemplo de los grandes emprendedores que ya pasaron por aquí dejando su imborrable huella de superaciones. Ellos son nuestro punto de referencia, son nuestro libro abierto, son la esencia y aroma verdadero del cual debiéramos nutrirnos. Si sufrimos por el daño que hemos causado, destruiremos lo negativo de esa acción; no sucede así, cuando, a pesar del daño que originamos, nos jactamos o lo asumimos con indiferencia, porque la negatividad provocada, se nos devuelve,