1Pe 1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
1Pe 1:23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
1Pe 1:24 Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
1Pe 1:25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre.
Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
1Pe 2:1 Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones,
1Pe 2:2 desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación,
1Pe 2:3 si es que habéis gustado la benignidad del Señor.
En este mensaje el pastor habla de cómo opera Dios el nuevo nacimiento en el ser humano y de cómo Dios se vale de su Palabra para dicho fin.
Seguidamente nos habla de la vanidad de la vida y de la futilidad y desesperanza de todos aquellos que no tienen a Dios en sus vidas, en contraste con los que atesoran Su Palabra en sus corazones.
Explica cuáles son los dos requisitos principales para el crecimiento cristiano, uno en aspecto negativo y otro en un aspecto positivo, y cuál debe ser nuestra actitud como hijos de Dios.
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