"Nazaret, Belén, Jereusalén.
Los tres principales santuarios de la Cristiandad.
Los escenarios de la Anunciación, de la Natividad y de la Pasión.
María, virgen adolescente de la estirpe de David, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Madre María, amor compasivo que lavas nuestras heridas con lágrimas perfumadas, en algún lugar de la bóveda celeste fueron pronunciadas las palabras que te hicieron parir bajo el palio de las estrellas a ese niño judío que besó las llagas de los leprosos. Vino al mundo en los pedregales de Caín con el cuello puesto a precio por los fariseos del poder y por todos los que ponen su alma en la mercadería.
En la negra noche de Belén, negra como los pucheros del hambre, mientras los jinetes del Apocalipsis cortaban el viento galopando los caminos, la Luz, la Verdad y la Vida encarnaron en un niño judío que trae en su llanto de recién nacido el martirio de la cruz del Gólgota y el estigma de los látigos de Pilato, mientras Tú, Madre María, en un gesto ancestral, lleno de gracia infinita, te abrirás el manto y pondrás al Niño junto a tu pecho desnudo, para alimentar con la leche del hombre al Hijo de Dios.
Es Navidad, nace el Ungido, el Mesías, el Ecce Homo que con la carne hecha jirones por el látigo de Roma y la mano de Caifás fue expuesto a la humillación pública y al plebiscito de los hombres.
Mi corazón, por encima de las fuertes espaldas del poder terrenal está con Él, porque el hombre deshabitado que tirita en el fondo de cada uno de nosotros convierte en cenizas la esperanza que nace con Él y que los idólatras de la razón, borrachos de lógica, aislados en el rigor de su aridez intelectual expulsan del corazón de los homrbes al desterrar el belén de su nacimeinto de los colegios de los niños y la Cruz de su martirio del colegio de los abogados para que hoy, como ayer en Jerusalén el populacho, sus magistrado y sus togados vuelvan a crucificar al inocente.
Es Nochebuena. Es Navidad.
Trenzaré oraciones de esperanza y gratitud y le pediré a San Pablo, patrón de todos los que llegan tarde a la Verdad, de todos los confundido con el conocimiento y la especulación, de todos los que no ven a causa de su talento, para que también ellos encuentren al fin, un sitio para arrodilarse entre la paja, susurrando las palabras más hermosas que se han pronunciado desde el principio de los tiempos:
Ave María
bendita tu eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús"
fuente: Emisión de "la quinta columna" programa de RadioIntercontinental, el 19 de diciembre de 2007
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