No más pelotas de goma en las manifestaciones.CLANDESTINO 13/05/2014 - Programa de Radio Campillos

Las balas de goma son proyectiles utilizados por los antidisturbios para dispersar masas de gente y manifestaciones. Su uso ha sido duramente criticado, se han producido muchos incidentes por su uso (incluso heridos graves y personas que han perdido un ojo) y se han creado plataformas como "STOP balas de goma" para que se erradique su uso.

Los casos denunciados por pérdida de ojo con este tipo de proyectiles han quedado impunes siempre. Las querellas presentadas contra la policía (principalmente contra los Mossos d'Esquadra), son generalmente archivadas por los jueces, ya que éstos consideran que no son materias a juzgar penalmente. Otro inconveniente suele ser la imposibilidad de determinar qué agente fue el que disparó, ya que esta tarea de investigación parece que se dificulta por parte de la propia policía, que además de permitir que las unidades antidisturbios salgan a la calle incorrectamente identificadas al no llevar de forma visible el número de placa, no hace nada cuando se demuestra que el agente tampoco se lo proporciona a quien se lo solicita. La verdad es que ya son muchos, demasiados los casos en los que la ciudadanía queda completamente desprotegida en lo que se supone que es un Estado de Derecho, por eso que nos hemos aprendido de carrerilla y que se llama presunción de veracidad, que es un derecho o principio legal y jurídico del que disfrutan las personas dotadas de autoridad pública en la realización de sus funciones en los países democráticos así reconocidos como por ejemplo el Estado español. El poder que da éste principio es que la palabra (declaración o testimonio) de quien lo disfruta, se presume como veraz y por tanto prevalece sobre la persona que no lo disfruta. Baste un ejemplo. Usted se dirige a las dependencias de la policía, llámese Policía Local, Nacional, etc., y si tras una discusión normal, interponen una denuncia por insultos, injurias, etc. etc. a no ser que lo demuestre fehacientemente, el juez o la jueza, aunque esto no sea cierto, se atendrá a este principio y las consecuencias ya se imaginan cuáles son.