Cada noche después de la comida, algún trabajo imprescindible, las charlas, la pareja...llega el tiempo de las series (la que ande en boga).
Allí sentada en el sofá, embebida en ese idioma que apenas conoces, pero te suena swing, aprendes. Te lo aseguro, algo captas.
Luego en la guagua, las paradas, la esquina andas pegada a esos audífonos con un volumen tan alto. El idioma inglés continúa ahí en tu oído, expectante al día en el cual le prestes más atención.
Dudas. En el fondo quieres (debes) aprenderlo más allá de las palabras graciosas, del saludo y las introducciones, del monosílabo preestablecido.
Quizás para el próximo semestre. «Sí, el próximo semestre me inscribiré en algún curso». Y corren los seis meses y no vas a ningún lado…
«Me esforzaré más en las clases». Para luego decirte «hay tantas asignaturas... ¿en qué tiempo estudio Inglés si mi carrera demanda tanto de mí?»
Y sigues, sueñas con francés o portugués, pero ni siquiera rebasas tu primer reto. De pronto, la bola surge, crece y tiempo después se confirma: la educación superior cubana vive en un proceso de restructuración de la enseñanza del idioma Inglés.
En castellano, poco a poco, en todos los centros de educación del país, los jóvenes universitarios tendrán que saber ese idioma, si quieren graduarse, si no, los años de estudio y «quemazón» serán en vano.
Suspiras de felicidad, tú no te graduarás con ese plan. Aun así te cuestionas la validez del examen. Los muchachos deberán alcanzar un nivel B1+ o de hablante independiente.
Este nivel demanda habilidades orales y escritas imprescindibles en la ejecución de actividades comunicativas como la narración de sucesos, la descripción de hechos y personas y la valoración.
Te aclaro, los cambios no son de un día a otro. Una reforma de este tipo requiere preparaciones de otra índole, entre ellas la instalación de laboratorios de idiomas y centros de autoacceso.
El inglés dejará la «malla curricular» para ser una disciplina extracurricular.
En un futuro perfecto, los estudiantes realizarían un examen diagnóstico a partir del cual entrarían un curso correspondiente con su nivel de conocimiento.
¡Sería ideal! Nada de disparidades alarmantes entre los alumnos, todos a similar ritmo.
En ese paraíso del aprendizaje el Ministerio de Educación Superior brindará un libro de texto más actual, múltiples videos, cuadernos de trabajo, diccionarios.
El estudiante, si así lo desea, podrá autoprepararse mediante el sistema didáctico con la ayuda de un tutor o, incluso, estudiar el idioma fuera de la universidad.
Lo importante no es si eliges un camino u otro, sino el resultado final.
Comentarios