Reflexión Liturgia del día 8 de feb 2012.
1ra Lectura, Salmo y Evangelio.
Reflexión:
Buenos días queridos hermanos y hermanas, comenzamos la reflexión de La Liturgia del día de hoy, poniéndonos en El Nombre del Padre, etc…
La fe pobre del hombre en ocasiones hace que éste tiente a Dios para que Dios pueda probarle que Es Dios Mismo, más ello es una soberbia y atrevimiento; pues, si no cree el ateo es por dos cosas fundamentales:
1. O porque tiene pruebas equivocadas y no conoce las certeras, o aunque tuviera las certeras, se mantiene en la necedad, y en consecuencia el ateo se cierra en su tesis, aún cuando se le prueba a ciencia cierta La Existencia de Dios. «Éste es el ateo soberbio.» o «ateo de ignorancia invencible»; pues no se le pudo vencer su ignorancia.
2. O porque el ateo aunque no haya investigado o nadie le haya manifestado sobre La Existencia de Dios y sus pruebas y sólo pensó por mínimas exigencias de estudio propio o recibido de otra persona atea también. Lo que le convertiría en «un ateo ignorante», que no tiene mucha responsabilidad.
Lo mismo ocurre con la reina de Sabá, quien no cree sobre el reinado de Salomón en cuanto a su sabiduría y riquezas. Sabá siendo reina, debió tener la sensatez de saber expresarse y actuar sobre lo que oyó, pues, lo que alguien siempre debe tener en cuenta es la sobriedad, porque el mal pensar, y peor aún, el manifestarlo, es menospreciar al otro, es soberbia, es prejuicio y puede hasta mancillarle la reputación. Además, la reina de Sabá pone a prueba al rey Salomón para escuchar si su opinión es tan sabia como la que se comentaba. Pero ello no era necesario, pues, cuanto menos debió preguntar cuál fue sus mejores y difíciles escenarios de gobiernos y cómo los resolvió, y qué le aconsejaría en casos que ella tiene pendientes y no encuentra solución.
Lo mismo debe pasar con el hombre de poca fe, con el ateo o el mismo agnóstico, estos deberían preguntar con sensatez ¿Cómo pues Dios has hecho tantas cosas, si Tú realmente existes, manifiéstate en mi vida y dime cómo saber de Ti? Pues ignoro o no puedo vencer mi posible limitación. Pero te hago esta pregunta por precaución, pues, si cabe la posibilidad de que mi inteligencia es limitada, esta limitación solo podrá ser desterrada con la gracia que dicen Tú tienes, pues, al parecer tengo esa debilidad.
¿Qué esta postura no es más humilde que decir: Ya investigué todo cuanto pude y he dado en la certeza de que Dios no existe? Ay! Ateo, «puedes y tienes el derecho» de no creer en Dios, pero además «puedes y tienes el deber» de pensar que puede existir una posibilidad, porque las razones que has analizado son humanas, pero pudiendo haber una posibilidad, que la demuestre El Mismo Dios, en tu vida, como puede ser, que puedas superar tu ignorancia invencible con la gracia de Dios, o Él Rico en piedad y misericordia, puede hacerte ver y experimentar personalmente hechos de milagros que te abran a la fe.
Caro se pagan los delitos, prueba de ello, es que la reina de Sabá, tuvo que entregar una gran cantidad de regalos en oro, piedras preciosas y perfumes. Del mismo modo, el ateo ignorante, pero sobre todo el ateo soberbio, paga más caro su delito, porque no fue humilde en pensar si quiera en la posibilidad de un diálogo, que en el peor de los casos si realmente Dios no existiera, no se manifestaría; pero ¿qué ocurriría si respondiera? La respuesta se cae de madura: Dios existe. En esta disyuntiva, lo más sensato es apelar con el diálogo con Dios, y cuanto más, implorar, un rezo o una súplica, pues, cabe la posibilidad para el ateo de que Dios pueda existir. Esa humildad, trae como consecuencia la misericordia de Dios, que ve en el hombre ateo o al agnóstico que ha hecho hasta lo máximo posible, entregar la mayor de sus potencias de su fe, aunque estas potencias de fe para otros parecieran ínfimas, pero que para Dios que sabe medir los corazones de los hombres, ve los máximos esfuerzos del ateo o agnóstico y acudirá a él, siempre que estos esfuerzos hayan sido humildes y sinceros. ¿O es que acaso Dios no extenderá Su Sacratísimo Corazón y no hará todo lo necesario para atraer a Su criatura que tanto le costó a Su Hijo Jesucristo, Señor nuestro?
Por ello hermano y hermana, escucha al salmista de hoy que nos dice bien a tono: «Encomienda tu camino al Señor, confía en Él, y Él actuará» Todos los hombres debemos encomendarnos, ya los ateos por precaución, ya los hombres por rectitud y sensatez.
«Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.» La parábola siendo pues la narración de un suceso fingido, de que se deduce, por comparación o semejanza, una verdad importante o una enseñanza moral. Y la enseñanza moral, es que «Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.» Es decir que no solo los alimentos los declaraba puros, sino, que también si entra una maldad, una insinuación del demonio, hasta ése instante no puede hacer al hombre impuro, porque no se debe confundir la tentación con el pecado. El demonio nos invita a pecar (tentación), pero podemos resistir y vencer. Jesús también fue tentado pero rechazó al demonio. Quien resiste la tentación abrazando la cruz y confiando en Dios, se fortalece y vence al demonio.
Más en cambio, el pecado en sí, es como dice El Divino Maestro, son «todas esas maldades que salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
Por lo que la tentación al igual que los alimentos, pueden ser desechados por el hombre a la letrina, es decir, fuera del alma del hombre, o también podemos decir que la tentación perfectamente se puede ir a la letrina de donde vino que es donde está el demonio.
Que Dios los bendiga queridos hermanos y hermanas, y que fructifique sobreabundantemente la liturgia de hoy en sus vidas.
En el nombre del Padre, etc...
Comentarios
Me causa mucha gracia este tipo de "mensajes". Las palabras de este Sr. son tan vacas y carentes de lógica que se rebate solas. Es por eso que estos personaje no se abren al dialogo, solo dan discursos, pues ellos saben que lo que dicen hasta un infante lo puede destruir intelectualmente.