EL ALQUIMISTA:
En 1908, cuando el escritor norteamericano Howard Phillips Lovecraft contaba con apenas 18 años su estilo creativo navegaba, según los críticos, a la deriv a del Maestro Edgar Allan Poe. Era tal su admiración por el genio de Boston que Lovecraft parecía contagiado de su prosa, poseído por un espíritu premeditado de lenguaje arcaizante y recargado, cercano a las clásicas narraciones góticas, y alejado todavía de los innombrables padeceres del Horror cósmico. Lo que los críticos admiraron en Poe, lo repudian aun hoy en Lovecraft, calificándolo de mera imitación. Incluso el propio Lovecraft renegó de sus textos de adolescencia, entregándolos a las llamas en algún momento de aquel fatídico año, en lo que ha dado en llamarse, "La purga de 1908". Claro que, por aquel entonces, el joven Lovecraft no podía si quiera imaginar hasta dónde llegarían sus tentáculos, y se deshizo de practicamente todos sus relatos de juventud.
Pero afortunadamente para nosotros amigos, decidió conservar uno muy especial, escogido de entre su maraña de pavores. Quién sabe qué poderes ancestrales desviaron su mano en el momento justo de arrojar nuestro relato de esta noche a la inevitable combustión de las llamas Primigenias...
Acompañennos pues amigos, acomódense en su cubil favorito y recorran las ruinosas estancias de este castillo de linajes olvidados. Padezcan junto a nosotros la fascinación y el horror que sólo el maestro Lovecraft puede recrear entre oscuras maldiciones y experimentos blasfemos, bajo la amenaza silenciosa de "El Alquimista".
LOS 4 DEL CEMENTERIO:
A todos nos gusta divertirnos, de diversas maneras, pero el fin es siempre el mismo, disfrutar de algo en un momento determinado, que nosotros elegimos, aunque en ocasiones las cosas no salen tal y como las planeamos, y esto sucede porque hacemos las cosas sin pensar bien en ellas, en sus consecuencias.
La historia de esta noche no tiene nada de divertida… al menos para sus tres protagonistas… os anticipo que todos están… muertos… Lo que quiero que conozcáis es la manera en que murieron…
Os presento a Iván de 27 años, Silvia de 25, y Alberto, su hermano, de tan solo 22 años.
La noche comenzó en una concurrida zona de copas… música, alcohol… ruido… bueno, todo genial… era la forma que habían elegido para divertirse… pero no era suficiente, ya se habían cansado de aquél lugar… querían… experimentar… algo nuevo…
Después de una noche repleta de excesos… fueron a parar… a un cementerio… lugar donde el destino les tenía reservada… una cita… con su propia… muerte…
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