Locución: Manuel López Castilleja
Fondo musical: Músicas de Flandes y de Italia (siglos XV y XVI). Landini Consort
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Comiença vna obra de Rodrigo Cota a manera de diálogo entrel Amor y un Viejo que, escarmentado dél, muy retraýdo, se figura en vna huerta seca y destruyda, do la casa del Plazer derribada se muestra, cerrada la puerta, en una pobrezilla choça metido. Al qual súbitamente paresció el Amor con sus ministros y, aquél humilmente procediendo y el Viejo en áspera manera replicando, van discurriendo por su habla fasta quel Viejo del Amor fue vencido. Y començó a hablar el Viejo en la manera siguiente:
EL VIEJO
Cerrada estaba mi puerta
¿A qué vienes? ¿Por dó entraste?
Di, ladrón, ¿por qué saltaste
las paredes de mi huerta?
La edad y la razón
ya de ti me han libertado;
deja el pobre corazón
retraído en su rincón
contemplar cual le has parado.
Cuanto más que este vergel
no produce locas flores,
ni los frutos y dulzores
que solías hallar en él.
Sus verduras y follajes
y delicados frutales,
hechos son todos salvajes,
convertidos en linajes
de natios de eriales.
La beldad de este jardín
ya no temo que la halles,
ni las ordenadas calles,
ni los muros de jazmín,
ni los arroyos corrientes,
de vivas aguas notables,
ni las albercas y fuentes,
ni las aves producientes
de cantos tan consolables.
Ya la casa se deshizo,
de sutil labor estraña,
y tornóse esta cabaña
de cañuelas de carrizo.
De los frutos hice truecos
por escaparme de ti,
por aquellos troncos secos,
carcomidos, todos huecos,
que parecen cerca mí.
Sal del huerto, miserable;
ve buscar dulce floresta;
que tú no puedes en esta
hacer vida deleitable,
ni tú ni tus servidores
podéis estar conmigo;
que aunque estén llenos de flores,
yo sé bien cuántos dolores
ellos traen siempre consigo.
Tú traidor eres Amor
de los tuyos enemigo,
y los que viven contigo
son ministros de dolor.
Sábete que sé que son
afán, desdén, deseo,
suspiros, celos, pasión,
osar, temer, afición,
guerra, saña, devaneo,
tormento, y desesperanza,
engaños con ceguedad,
lloros y cautividad,
congoja, rabia, mundanza
tristeza, duda, coraje,
lisonja, trueque y espina,
y otros mil deste linaje,
que con su falso visaje,
su forma nos desatina.
EL AMOR
En tu habla representas
que nos has bien conocido.
EL VIEJO
Sí; que no tengo en olvido
cómo hieres y atormentas.
Esta huerta destruída
manifiesta tu centella.
Deja mi cansada vida
sana ya de tu herida
más que tú de su querella.
EL AMOR
Pues estás tan criminal,
hablar quiero con sosiego
porque no encendamos fuego
como yesca y perdernal;
y pues soy Amor llamado
hablaré con mansedumbre
recibiendo muy temprado
tu hablar tan denodado
en panes de dulcedumbre.
EL VIEJO
Blanda cara de alacrán
fines fieros y rabiosos
los potajes ponzoñosos
en sabor dulce se dan;
como el más blando licor
es muy más penetrativo
piensas tú con tu dulzor,
penetrar el desamor
en que me hallas esquivo.
Las culebras y serpientes
y las cosas enconadas
son muy blandas y pintadas
y a la vista muy placientes;
mas un secreto veneno
dejando pueden llegar
cual, según lo adivino,
dejarías en el camino
que conmigo quieres llevar.
EL AMOR
¿A la habla que te hago
por qué cierras las orejas?
EL VIEJO
Porque muerden las abejas
aunque llegan con halago.
EL AMOR
No me vayas atajando
que yo lo que quieres quiero.
EL VIEJO
Ni muestres tú halagando,
que aunque ahora vienes blando
bien sé que eres excusero.
EL AMOR
Escucha, padre, señor,
que por mal trocaré bienes,
por ultrajes y desdenes
quiero darte gran honor,
a ti que estás más dispuesto
para me contradecir
así tengo presupuesto
de sufrir tu duro gesto
porque sufras mi servir.
EL VIEJO
Ve de allí, pan de zarazas,
vete, carne de señuelo,
vete, mal cebo de anzuelo,
tira allá, que me embarazas.
Reclamo de pajarero
falso cerro de ballena
el que es cauto marinero
no se vence muy ligero
al cantar de la sirena.
EL AMOR
Tu rigor no dé querella
que mancille tu bondad
y pues tienes justidad
sigue los caminos della.
Al culpado si es ausente,
¿lo llaman para juzgar?
Pues, ¿por cuál inconveniente
al presente inocente
no te place de escuchar?
EL VIEJO
Habla ya, di tus razones.
Di tus enconados quejos,
pero dímelo de lejos
el aire no me infecciones.
Que según sé de tus nuevas
si te llegas cerca de mí
tú harás tan dulces pruebas
que el ultraje que ahora llevas
ese llevaré yo de ti.
EL AMOR
Nunca Dios tal maleficio
te permita conseguir
antes, para te servir,
purifique mi servicio,
cual en tanto grado crezca
que más no pueda subir,
porque loe y agradezca,
y tan gran merced merezca
cual me hacéis en oír.
Por estimados provechos
a vos, gratos corazones,
con muy vivas aficiones
os meto dentro en mis pechos,
porque pueda agradecer
ser oído aqueste día
do haré bien conocer
cuánto yerro puede ser
desechar mi compañía.
¿Y ladrón llamas a uno
sin que tengas más enojos
que, sin ser ante tus ojos,
no jamás llegó a ninguno?
Y pues hurto nunca hubo
ante la vista del hombre
¿qué respeto aquí se tuvo?
¿y por cuál razón te plugo
darme tan impropio nombre?
EL VIEJO
No sigas, no hagas que quiebre,
deshonravivos y muertos,
que en nuestros ojos abiertos
metes sueño, como en liebre.
No te quiero más decir;
déjame de tu conquista;
tú nos sueles embaír,
tú nos sabes reducir
como Egipcio nuestra vista.
EL AMOR
Soy alegre que me abras
y tu saña notifiques
aunque a mí damnifiques
por rotura de palabras;
que el furor que es encerrado
do se encierra más empiece;
la venganza en el airado
es calor vaporizado
que no dura y desvanece.
Porque a mí que desechaste
ames tú con afición,
ten conmigo la razón;
haré salva que te baste;
y será desculpación
de tu queja y de la mía,
yo salvarme de ladrón,
tú serás en conclusión.
Comúnmente todavía
han los viejos un vecino
enconado, muy malino
gobernado en sangre fría;
llámase melancolía,
amarga conversación;
quien por tal extremo guía,
ciertamente de desvía
lejos de mi condición.
Mas después que te he sentido
que me quieres dar audiencia,
de mi miedo muy vencido,
culpado, despavorido,
al cobarde esforzado,
escaso al liberal,
bien regido al destemplado,
muy cortés y mesurado
al que no suele ser tal.
Yo hallo el sumo deleite,
yo formo el fausto y arreo
y también yo cubro lo feo
con la capa del afeite;
yo hago fiestas de sala
y mando vestirse rico;
yo también quiero que val[g]a
el misterio de la gala
cuando está en lo pobrecico.
Yo las coplas y canciones,
yo la música suave;
yo demuestro aquel que sabe
las sútiles invenciones;
yo hago volar mis llamas
por lo bueno y por lo malo;
yo hago servir las damas;
yo las perfumadas camas,
golosinas y regalo.
Yo bailar en lindo son,
yo las danzas y corsantes,
y aquestas son los farauntes
que yo envío al corazón;
en las armas festejar
invenciones muy discretas,
el justar y tornear,
en la ley de batallar,
trances y armas secretas.
Visito los pobrecillos,
huello las casas reales;
de los senos virginales
yo sé bien los rinconcillos;
mis pihuelas y mis lonjas
a los religiosos atan;
no lo tomes por lisonjas,
si no ve, mira las monjas;
verás cuán dulce me tratan.
Yo hallo las argentadas,
yo las mudas y cerillas,
lucentores, unturillas,
y las aguas estiladas;
yo la líquida estoraque
y el licor de las rasuras;
yo también sé cómo se saque
la pequilla que no taque
las lindas acataduras.
Yo mostré retir en plata
la vaquil y el alacrán,
y hacer el solimán
que el fuego se desata;
yo mil modos de colores
para lo descolorido,
mil pinturas, mil primores,
mil remedios dan amores
con que enhiestan lo caído.
Yo hago las rugas viejas
dejar el rostro estirado,
y sé cómo el cuero atado
se tiene tras las orejas,
y el arte de los ungüentes,
que para esto aprovecha;
sé dar cejas en las frentes;
contrahago nuevos dientes
do natura los deshecha.
Yo las aguas y lejías
para los cabellos rojos;
aprieto los miembros flojos
y doy carne en las encías;
a la habla tremulenta
turbada por senectud,
yo la hago tan exenta,
que su tono representa
la forma de juventud.
Sin daño de la salud
puedo con mi suficiencia
convertir el impotencia
en muy potente virtud;
sin calientes confasiones
sin comeres muy abastos,
sin conservas ni piñones,
estincos, sateriones,
atincar ni otros gastos.
En el aire mis espuelas
hieren a todas las aves,
y en los muy hondos concaves
las repitillas pequeñuelas;
toda bestia de la tierra
y pescado de la mar
so mi gran poder se encierra
sin poderse de mi guerra
con sus fuerzas amparar.
Algún ave que librar
se quiso de mi conquista,
solamente con la vista
le di premia de engendrar;
mi poder tan absoluto
que por todo cabo siembra,
mira cómo lo secuto;
árbol hay que no dar fruto
do no nace macho y hembra.
Pues que ves que mi poder
tan largamente se extiende
do ninguno se defiende
no te pienses defender;
y a quien buena ventura
tienen todos de seguir
recibe, pues que precura
no hacerte desmesura
mas de muerto revivir.
EL VIEJO
Según siento de tu trato
en que armas contra mí,
podré bien decir por ti;
¡Qué buen amigo es el gato!
El que nunca por nivel
de razón justa se adiestra
nunca da dulce sin hiel,
mas es tal como la miel
do se muere la maestra.
Robador fiero sin asco,
ladrón de dulce despojo,
bien sabes quebrar el ojo,
y después untar el casco.
¡O muy halagüena pena,
ciega lumbre, sutil ascua!
¡O placer de mala mena
sin ochavas en cadena
nunca diste buena pascua!
Maestra lengua de engaños
pregonero de tus bienes
dime ahora, ¿por qué tienes
so silencio tantos daños?
Que aunque más doblado seas
y más pintes tu deleite,
estas cosas de que te arreas
son diformes caras feas
encubiertas del afeite.
Y como te glorificas
en tus deleitosas obras
¿por qué callas las zozobras
de lo vivo mortificas?
Di maldito, ¿por qué quieres
encubrir tal enemigo?
Sábete que sé quien eres,
y si tú no lo dijeres
que está aquí quien te lo diga.
El libre haces cautivo,
al alegre mucho triste,
do ningún pesar consiste
pones modo pensativo;
tú ensucias muchas camas
con aguda rabia fuerte;
tú mancillas muchas famas
y tú haces con tus llamas
mil veces pedir la muerte.
Tú hallas las tristes yerbas
y tú los tristes potajes,
tú mestizas los linajes,
tú limpieza no conservas,
tú doctrinas de malicia,
tú quebrantas lealtad,
tú con tu carnal codicia,
tú vas contra pudicicia
sin freno de honestidad.
Tú vas a los ademiros,
tú buscas los hechiceros,
tú consientes los agüeros,
y pronósticos mezquinos;
creyendo con vanidad
a creer por abusiones
lo que deleite y beldad
y luenga conformidad
pones en los corazones.
Tú nos metes en bullicio,
tú nos quitas el sosiego,
tú con tu sentido ciego
pones alas en el vicio;
tú destruyes la salud,
tú rematas el saber,
tú haces en senectud
la hacienda y la virtud
y la autoridad caer.
EL AMOR
No me trates más, señor,
en continuo vituperio
que si oyes mi misterio
convertirlo has en loor;
verdad es que inconveniente
alguno suelo causar,
porque del amor la gente
entre frío y muy ardiente
no saben medio tomar.
su hijo muestra volar
ni lo manda abalanzar,
ni que vuele con el nido;
y quien no está proveído
de tomar término cierto,
muchas veces es caído
y el amor apercibido
quiere el hombre, que no muerto.
De allí dicen que es locura
atreverse por amar
mas allí está más ganar
donde está más aventura;
sin mojarse el pescador
nunca toma muy gran pez;
no hay placer do no hay dolor;
nunca ríe con sabor
quien no llora alguna vez.
Razón es muy conocida
que las cosas más amadas
con afán son alcanzadas,
y trabajo en esta vida;
la más deleitosa obra
que en este mundo se cree
es do más trabajo sobra;
que en lo que sin él se cobra
sin deleite se posee.
No lo pruebo con milagro,
cosa es sabida, llana,
que se despierta la gana
de comer con dulce agro;
así yo, con galardón
muchas veces mezclo pena,
que en la paz de disensión
entre amantes, la cuestión
reintegra la cadena.
Porque no traiga hastío
mi dulce conversación
busco causa y ocasión
con que a tiempos desvío;
que lo que sale del uso
continuo, sabe mejor,
y por eso te dispuso
mi querer, porque de yuso
subas costumbre mayor.
Por ende si con dulzura
me quieres obedecer,
yo haré reconocer
en ti muy nueva frescura;
ponerte en el corazón
este mi vivo alborzo,
serás en esta sazón
de la misma condición
que eras cuando lindo mozo.
De verdura muy gentil
tu huerta renovaré
la casa fabricaré
de obra rica, sutil;
sanaré las plantas secas
quemadas por los friores;
en muy gran simpleza pecas
viejo triste, si no truecas
tus espinas por mis flores.
EL VIEJO
Allégate un poca más
tienes tan lindas razones
que sufrirte he que me encones
por la gloria que me das.
Los tus dichos alcahuetes
con verdad o con engaño,
en el alma me los metes,
por lo dulce que prometes
de esperar es todo el año.
EL AMOR
Abracémonos entramos
desnudos sin otro medio
sentirás en ti remedio
en tu puerta nuevos ramos.
EL VIEJO
Vente a mí, muy dulce Amor,
vente a mí, brazos abiertos;
ves aquí tu servidor
hecho siervo de señor
sin temor tus dones ciertos.
EL AMOR
Hete aquí, bien abrazado
dime ¿qué sientes ahora?
EL VIEJO
Siento rabia matadora
placer lleno de cuidado;
siento fuego muy crecido
siento mal y no lo veo
sin rotura estoy herido
no te quiero ver partido
ni apartado de deseo.
EL AMOR
Ahora verás, don Viejo
conservar la fama casta;
aquí te veré do basta
tu saber y tu consejo;
porque con soberbia y riña
me diste contradicción
seguirás estrecha liña
en amores de una niña
de muy duro corazón.
Y sabe que te revelo
una dolorida nueva
do sabrás cómo se ceba
quien se mete en mi señuelo;
amarás más que Macías
hallarás esquividad,
sentirás las plagas mías,
finirán tus viejos días
en ciega cautividad.
¡O viejo triste, liviano!
¿Cuál error pudo bastar
que te había de tornar
rubio tu cabello cano?
¿Y esos ojos descozidos,
que eran para enamorar?
¿Y esos besos tan sumidos,
muellas y dientes podridos,
que eran dulces de besar?
Conviene también que notes
que es muy más digna cosa
en tu boca gargajosa
Pater nostres que no motes;
y el toser que las canciones,
y el bordón que no la espada,
y las botas y calzones
que las nuevas invenciones,
ni la ropa muy trepada.
¡O marchito corcovado!
A ti era más anejo
del ijar continuo quejo,
que suspiro enamorado;
y en tu mano provechoso
para en tu flaca salud,
más un trapo legañoso
para el ojo lagrimoso
que vihuela ni laúd.
Mira tu negro garguero
de pez seco, pegado;
¡Cuán crudio y arrugado
tienes, viejo triste, el cuero!
Mira en ese ronco pecho
cómo el huélfago te escarba;
mira tu rescollo estrecho
que no escupes más derecho
que cuanto ensucias la barba.
¡Viejo triste entre los viejos,
que de amores te atormentas!
Mira cómo tus artejos
parecen sartas de cuentas;
y las uñas tan crecidas,
y los pies llenos de callos
y tus carnes consumidos,
y tus piernas encogidos
cuales son para caballos.
¡Amargo viejo, denuesto
de la humana natura!
¿Tú no miras tu figura
y vergüenza de tu gesto?
¿Y no ves la ligereza
que tienes para escalar?
¿Qué donaire y gentileza
y qué fuerza y qué destreza
la tuya para justa?
¡Quién te viese entremetido
en cosas dulces de amores,
y venirte los dolores
y atravesarte el gemido!
¡O quién te oyese cantar:
Señora de alta guisa,
y temblar y gagadear,
los gallinos engrifar
tu dama muerta de risa!
¡O maldad envejecida!
¡O vejez mala de malo!
¡Alma viva en seco palo,
viva muerte y muerta vida!
Depravado y obstinado,
deseoso de pecar,
mira, malaventurado,
que te deja a ti el pecado
y tú no le quieres dejar.
EL VIEJO
El que no le muerde, muere
por grave sueño pesado;
así hace el desdichado
a quien tu saete hiere.
¿A dó estabas mi sentido?
Dime ¿cómo te dormiste?
Durmióse triste, perdido,
como hace el dolorido
que escuchó de quien oíste.
Pues en ti tuve esperanza
tú perdona mi pecar;
gran linaje de venganza
es las culpas perdonar.
Si del precio del vencido
del que vence es el honor,
yo de ti tan combatido
no seré flaco caído
ni tú fuerte vencedor.
FIN
Comentarios
mil gracias.... muy buena narracion... me sorprendio.... muchisimo
Gracias de verdad por darnos a conocer estas joyas.