Sobre el cobró de 15 pesos al mes por la recolección de basura en Chilpancingo
Ha causado revuelo en algunos grupos y ciudadanos el anuncio hecho por el presidente municipal de Chilpancingo Marco Antonio Leyva Mena de que a partir de finales de agosto, a los capitalinos se les cobrará 15 pesos por la recolección de basura, inicialmente a usuarios de la Comisión de Agua Potable y Alcantarillado de Chilpancingo.
Como siempre, las reacciones de algunos sectores que radicalizan su crítica en algunos espacios como el de la radio y ahora las redes sociales, no rebasan los límites de su pensamiento binario, ese que se empecina en reducir las realidades a tan solo dos ecuaciones posibles, que se encuentra constituido por dos categorías exclusivas y excluyentes, por pares antagónicos, por polos opuestos, negando la complejidad, secuestrando la riqueza de opciones y alternativas y principalmente asumiendo la posición más cómoda de esperar que otros hagan lo que nos corresponde, delegar en otros la responsabilidad de que hagan el cambio, que tomen el poder por la vía electoral o hagan la revolución pues, para entonces y hasta entonces si cambiar el estado de cosas.
Y no es que nosotros compartamos la iniciativa del alcalde Leyva Mena, sino que nos preocupa que como en muchas controversias sobre hechos importantes que suceden en la capital Chilpancingo, el Estado de Guerrero y el país, el análisis se reduzca a la crítica del bien y del mal, al blanco y el negro, a policías y ladrones, a indios y vaqueros, al yo estoy bien, entonces tú estás mal, a ver la paja en el ojo ajeno, a ser jueces y verdugos en todo, a tirar la piedra y esconder la mano y finalmente echarle la culpa a los demás sin hacer nada para resolver, para construir, para cambiar.
Decimos esto porque el problema de la generación de residuos o de la llamada basura tiene varias aristas en nuestra comunidad y desde nuestra modesta y muy otra forma de pensar, vemos que no se puede enfrentar de manera reduccionista, autoritaria y absurda como pretende hacerlo la autoridad municipal, pero tampoco se resuelve con reclamos, demandas, consignas, marchas, bloqueos, etc.
Nosotros pensamos que investigar un problema es comenzar a resolverlo y que preguntando caminamos, entonces le preguntaríamos al alcalde Leyva Mena,
¿Por qué en éste como en otros temas de interés, digamos la seguridad y el agua, el Ayuntamiento no convoca a consultas y referéndums y hace uso de los mecanismos y órganos de participación establecidos en la Ley de Participación Ciudadana del Estado de Guerrero, que permita recuperar el conocimiento popular de familias y amas de casa, no solamente de “especialistas y eruditos”?
¿Porqué dice que no hay recursos para la recolección de la basura cuando éste asunto bien se puede tratar en el COPLADEMUN y buscar alternativas a través del Ramo 33 y junto con el Cabildo busca otras opciones de financiamiento?
¿Por qué no transparenta la relación, los acuerdos y los recursos que se manejan a través de “la basura jefa” y explica porque son más importantes obras como la construcción de parques ecológicos, ciclopistas, remodelaciones sobre remodelaciones ya hechas en años anteriores y hasta la remodelación de pozolerías?
¿Porqué en lugar de sangrar la economía familiar con el cobro del servicio que pretende hacer, no asume el ayuntamiento el manejo del negocio de la basura que ha demostrado en México y el mundo ser uno de los más lucrativos, tanto en su recolección como en su manejo y transformación industrial?
Hay muchas preguntas más que como nosotros, muchos ciudadanos se hacen y que valdría la pena que respondiera en una asamblea ciudadana, a la que no estaría mal invitar a los alcaldes y cabildos anteriores que mucho han hecho para que este problema se agudice cada vez más y junto con usted rindan cuentas.
Si el ayuntamiento de Chilpancingo en éste periodo de gobierno y los anteriores no solo no ha resuelto éste problema sino que lo ha agudizado por su corrupción y negligencia, ¿porque en lugar de insistir en el mismo caminito de denunciar, exigir, demandar, reclamar, quejarnos, hacerlo moneda de cambio o botín electoral, construimos alternativas, creamos organización, hacemos consensos, construimos una cultura ambiental, de reciclaje y hacemos valer nuestros derechos ciudadanos para que la autoridad municipal ejecute las políticas públicas en ésta materia que más nos convengan como ciudadanos?
¿Por qué no construimos y desarrollamos una cultura de aprovechamiento y manejo de residuos sólidos y orgánicos, reducimos el consumo innecesario de productos chatarra, suntuarios e inútiles que generan tanta “basura”, reciclamos, reutilizamos, intercambiamos y generamos ingresos propios con éstas actividades, incluso porque no transformamos en composta los residuos orgánicos que generamos?
¿Por qué no aprovechamos las consultas y colaboraciones ciudadanas, las asambleas, los referéndum establecidas en la ley sobre éste y otros problemas y participamos, reconstruimos nuestras relaciones o lo que algunos llaman el tejido social, construimos organización, convivimos, nos reconocemos y fortalecemos con nuevas relaciones en la familia y en la comunidad y hacemos fuerza social para el cambio que todos anhelamos?
¿Por qué no recuperamos la confianza en nosotros mismos, en nuestras propias fuerzas, nos salimos de nuestra aparente zona de confort, hacemos a un lado la contemplación, la dependencia y le damos vida a aquellas consignas de que el pueblo unido jamás será vencido y que venceremos y pensamos en que podemos ser capaces de poner gobiernos que manden obedeciendo y dejamos de esperar a que los mesías, iluminados, las vanguardias algún día nos lleven a su paraíso prometido?
En éste tema de la basura, que por cierto no es otra cosa más que la mezcla de residuos orgánicos e inorgánicos que pueden tener una utilidad si no los revolvemos y hacemos inservibles, no debemos olvidar que nosotros somos quienes las generamos y que depende de nosotros en gran medida su solución, ya sea padeciendo estos malos gobiernos que hoy tenemos o en la nueva sociedad a la que todos aspiramos y que desde ahora podemos ir construyendo, en éste caso, haciendo un buen manejo de los residuos.
Pero claro que esto no exime a la autoridad municipal de su responsabilidad, a la que no solo debemos presionar, demandar, exigir transparencia, participación, democracia y soluciones, sino obligar a que consulten, obedezcan, rindan cuentas y den soluciones.
Por eso nosotros nos manifestamos en desacuerdo con la decisión autoritaria, opaca, inútil y mentirosa del alcalde Leyva Mena de cobrar 15 pesos por la recolección de basura como solución al problema que padecemos, pero además creemos que debe informar y transparentar la situación del servicio de limpia como tal, aclarar y en su caso fincar responsabilidades sobre el destino que ha tenido la infraestructura, las plazas y el parque vehicular, la situación del basurero o relleno sanitario, detener la privatización y la plaga de “los basura jefa” y apoyar todas las iniciativas ciudadanas que sobre la base de una cultura de ecología sustentable, reciclaje y desarrollo comunitario se generen de manera democrática y participativa.
Por cierto, nosotros hemos hecho una propuesta para la creación de Centros Comunitarios de Aprovechamiento Integral de Residuos Orgánicos e Inorgánicos a la que nunca han dado respuesta los malos gobiernos municipales.
Pues ésta ha sido nuestra palabra y nuestra visión sobre la controversia que ha generado el anuncio del alcalde Leyva Mena de cobrar 15 pesos por la recolección de la basura en Chilpancingo. Esperamos poder contribuir al análisis y solución de éste problema, aunque ya nos imaginamos en este mismo momento a algunos de quienes leen o escuchan ésta cápsula invistiéndose de policías y comisarios del pensamiento para juzgarnos, condenarnos y ejecutarnos como en otras ocasiones ... ojalá sólo sea en sus incendiados discursos y no revivan su vocación de verdugos detrás de la de jueces. Esperamos que en lugar de lanzar calificativos, presenten alternativas de solución. Ya se verá…
Sin embargo, nosotros seguimos pensando que a la basura y a los malos gobiernos, hay que ponerlos en su lugar, con rebeldía, autonomía y organización popular, porque un mundo nuevo es posible.
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