La oración es un dialogo de amor, es un maravilloso sendero por el que discurre y
crece el querer, o al menos, el querer querer. Con ella viene la unión y la luz. En este
diálogo, Dios principalmente quiere una cosa de nostros/as : nuestro corazón.
Deseo que esta homilia os ayude a dar a vuestras vidas esta nota tan esencial que
consiste en estar hechas de oración.
Unas citas de la homilia
"La oración era entonces, como hoy, la única arma, el medio más poderoso para
vencer en las batallas de la lucha interior: ¿hay entre vosotros alguno que está triste?
Que se recoja en oración. Y San Pablo resume: orad sin interrupción, no os canséis
nunca de implorar."
"¿Cómo hacer oración? Me atrevo a asegurar, sin temor a equivocarme, que hay
muchas, infinitas maneras de orar, podría decir. Pero yo quisiera para todos
nosotros la auténtica oración de los hijos de Dios, no la palabrería de los hipócritas,
que han de escuchar de Jesús: no todo el que repite: ¡Señor!, ¡Señor!, entrará en el
reino de los cielos. Los que se mueven por la hipocresía, pueden quizá lograr el
ruido de la oración —escribía San Agustín—, pero no su voz, porque allí falta la vida,
y está ausente el afán de cumplir la Voluntad del Padre. Que nuestro clamar ¡Señor!
vaya unido al deseo eficaz de convertir en realidad esas mociones interiores, que el
Espíritu Santo despierta en nuestra alma."
"Es muy importante —perdonad mi insistencia— observar los pasos del Mesías,
porque El ha venido a mostrarnos la senda que lleva al Padre. Descubriremos, con
El, cómo se puede dar relieve sobrenatural a las actividades aparentemente más
pequeñas; aprenderemos a vivir cada instante con vibración de eternidad, y
comprenderemos con mayor hondura que la criatura necesita esos tiempos de
conversación íntima con Dios: para tratarle, para invocarle, para alabarle, para
romper en acciones de gracias, para escucharle o, sencillamente, para estar con
El."
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