Habíamos dejado a Manuel abandonado la semana pasada, así que hoy retomamos esa primera sesión en la que se nos planteaban algunos retos que no eran del todo similares a los que nos presentaba Susana. Vamos a ver cómo contactamos con Manuel, qué y cómo le decimos las cosas y qué se puede esperar de esa primera sesión, con un desenlace no muy habitual.
Ver en iTunes · Ver en iVoox · Ver en Spotify Enlaces y notas del episodio Página de podcasts
Página del blog
Todos los cursos
Registro en los cursos
Formulario de contacto para feedback
Facebook de Coaching De Músicos
Primera sesión de coaching
Primera sesión de coaching de Susana
Transcripción del episodio completo: Primera sesión de Manuel Muy buenos días! Bienvenidas y bienvenidos a Coaching De Músicos
… el podcast en el que hablamos sobre conceptos, hábitos, técnicas, estrategias, conductas, habilidades y competencias del coaching pero enfocadas esta vez a la enseñanza musical y la vida del músico en general.
Porque sí, ¡los músicos también tenemos vida! Y aunque a veces se nos olvide, detrás de cada instrumento hay una persona! Así que vamos a dedicar un poco de tiempo cada día a hablar de esa persona, a hablar de ti: de tus necesidades, aspiraciones, deseos, ambiciones, valores, creencias, miedos, frustraciones… y todo lo que esté en nuestra mano. ¡Esto es Coaching De Músicos!
Hoy es viernes! Viernes 15 de febrero de 2019. Y para este episodio número 120 tenemos a Manuel, al que habíamos dejado abandonado la semana pasada, así que hoy retomamos esa primera sesión en la que se nos planteaban algunos retos que no eran del todo similares a los que nos presentaba Susana. Vamos a ver cómo contactamos con Manuel, qué y cómo le decimos las cosas y qué se puede esperar de esa primera sesión, con un desenlace no muy habitual.
Pero antes, dejadme que os recuerde que toda la información, el podcast, el blog, las sesiones, los cursos online y todo lo que necesitéis, lo podéis encontrar en CoachingDeMúsicos.com.
Ya sabéis que estamos trabajando para finiquitar los cuatro cursos que tenemos en la web ahora mismo, la semana que viene tiene que ser la semana en que estén ya todos terminados. Y ¿qué quiere decir eso? ¡¡Que por fin podremos empezar a votar para el quinto!! Así que echad un vistazo y proponedme todo lo que se os ocurra ( o simplemente esperad a que os proponga yo).
Eso sí, suscribiros antes de que salga el quinto curso y el precio vuelva a subir!
¡Una semana más que se nos pasa volando! Esto suele ser porque hacemos miles de cosas, algunas en piloto automático y otras simplemente corriendo, no paramos ni un segundo y cuando nos damos cuenta ya ha pasado todo. Esto me ha pasado a mí esta semana, la verdad que con cosas muy interesntes también por el camino. Salvo por la media hora de esta tarde (es jueves por la tarde cuando estoy grabando este episodio, o sea, ayer) en la que de repente todo se ha detenido un instante y ha dejado un poco de sitio al silencio. Así que muchas gracias María por ese ratito.
Pero ha pasado tan rápida la semana que sin darnos cuenta tenemos el caso de Manuel esperando, después de ver cómo la semana pasada teníamos la primera sesión con Susana.
¿Recordáis el caso de Manuel?
CASO DE ESTUDIO 1: Manuel Profesor de trompeta en la escuela de música de un pueblo cerca de Sevilla. Le gustaba la enseñanza, pero se sentía desmotivado desde hacía un tiempo. Por una parte quisiera ganar algo más de dinero (o al menos para el tiempo que trabaja) pero sobre todo sentía esa sensación de no estar del todo seguro de estar haciendo lo que debería o en la forma que debería.
Y si recordáis, también tenía un blog en el que escribía de vez en cuando.
Y yo os proponía preguntas como por ejemplo:
¿De qué manera le pregunto para conseguir toda la información posible de la manera más objetiva?
¿Qué feedback voy a darle a sus respuestas?
¿Cuál parece a primera vista el problema más acuciante? (aunque por supuesto tendremos que hablar con Manuel todavía)
¿Pensáis que hay algo ahora mismo que motivaría a Manuel, al menos para poder engancharlo a ese compromiso?
Así que os cuento, como hicimos la semana pasada, qué fue realmente lo que pasó con Manuel.
Concretar una cita Para empezar, como siempre, recordemos que nos ha escrito Manuel contando su situación, pero ni siquiera hemos hablado con él, así que vamos a escribirle para concretar una cita para la primera sesión de exploración o de presentación. Para conocernos.
Este momento es muy interesante, porque la semana pasada habíamos escrito a Susana un mail corto, directo, siendo educado pero yendo al grano en 3 frases y proponiendo días para la cita. Porque no queríamos que asociara la falta de tiempo, el agobio y un mail larguísimo que le da pereza a nuestro primer encuentro.
Pero en el caso de Manuel, ¿pensáis que este es el mejor acercamiento? En este caso fue todo lo contrario. Teniendo en cuenta que Manuel dice sentirse desmotivado y sin el rumbo muy claro, en mi opinión el primer mail de acercamiento requería un poco más de explicación, de comprender su situación, de comentarle que es común sentirse así, que no es él el que tiene el problema, que muchas veces la rutina poco a poco te va llevando a esa situación… En definitiva un mail para que Manuel encarara la primera sesión con ganas de solucionar la situación, sabiendo que se puede solucionar, sintiendo que no es culpa suya lo que está pasando, pero que sí podemos trabajar para salir adelante. Además Manuel no tiene problemas de tiempo ni de agobio, más bien al contrario.
Muy distinto, ¿verdad? Como os decía, incluso desde el primer contacto es importante adaptarse y pensar cuál es la necesidad de la persona. Con un mail corto y directo, podría sentirse poco escuchado, como si no nos importara realmente su situación, y solo quisiéramos llegar a la sesión.
Inicio de la sesión Y llegamos a la sesión en sí. En la que Manuel parecía con la necesidad de contar su caso, de expresarse y dejar salir todo de dentro, con lo que el saludo y todo el acercamiento previo fue radicalmente contrario al otro caso que vimos. Aún así hay que intentar no descuidar ese ambiente en el que la persona se sienta cómoda para expresarse. En todo caso, no parecía que este fuera a ser el problema.
Manejar la expectativa Más bien el problema iba a ser el de manejar la expectativa. Porque estamos hablando de una persona que contacta ya desde una visión desmotivada de lo que está haciendo, con lo que previsiblemente contacta casi con la gran esperanza de que todo cambie por completo. Pero hay tantos factores que pueden influir, que es muy importante manejar esto con la persona. ¿Qué preguntaríais en este caso? Algo por ejemplo como: “Cuando me contactaste, ¿en qué pensaste que podría ayudarte una sesión como esta? Y realmente, ¿cómo te gustaría que acabaran estas sesiones?”
Aquí es donde efectivamente los comentarios de Manuel iban en el sentido de “quiero poder seguir trabajando sin sentir que no me apetece ir. O si me doy cuenta de que no es lo que tengo que hacer, dejar este trabajo y buscar otro”.
Aquí era muy importante (dentro del buen tono y de no parecer pesimista) hacer ver a Manuel que no siempre es posible cambiar rápidamente toda la situación y que además estas sesiones no iban a poder centrarse en buscar un trabajo o en decidir por él si ese era o no el trabajo que debía hacer.
Porque realmente lo peor que podemos hacer (y más cuando alguien no se siente bien) es prometerle cosas que no podemos cumplir. Nosotros no podemos cambiarle la vida a las personas, son las propias personas las que deben trabajar para cambiarla, aunque podemos ayudar. Y no podemos asegurar que va a encontrar el sentido que le falta a lo que está haciendo o que no se preocupe por dejar el trabajo porque seguro que encontrará otro…
Valoración y explicación del cliente Pero sí podemos escuchar a la persona y que nos cuente toda la situación con detalle. En este caso, en el que la explicación fue bastante larga, os cuento como resumen que Manuel insistía constantemente en la desmotivación, en el poco dinero que cobraba por las tres tardes de clases, que le daba para vivir bien en el pueblo pero no le parecía que recompensara su trabajo, y sobre todo que se sentía mal (yo añadiría culpable) por sentirse así cuando debería estar contento por tener un trabajo como profesor de música. Pero que en realidad se sentía triste casi todo el tiempo.
Tras la explicación de Manuel, sí que había algunas preguntas que quería hacerle, para afinar un poquito más en la descripción. Porque muchas veces el relato se convierte en algo muy subjetivo y para mí era importante conocer “los datos”, desde un punto de vista más objetivo. Por eso algunas preguntas como:
Hablas de poco dinero por el trabajo, realmente ¿a qué te refieres? ¿Cuánto estás cobrando y cuánto piensas que sí sería un sueldo acorde con el trabajo que haces?
Ante esta pregunta Manuel estuvo un buen rato pensando, y cuando dijo la cifra, realmente él mismo corrigió y comentó: “bueno, visto así, quizás no es tanto el dinero que cobro lo peor de la situación. No sé si con más sueldo estaría más contento”.
Otra pregunta al respecto fue:
En el mail me decías que te gusta dar clase, aunque ahora no lo estés disfrutando mucho. ¿Qué es lo que realmente te gusta de las clases?
A esta respuesta sí contestó bastante rápido y directo: “ayudar a las personas a tocar mejor y que puedan conseguir lo que quieran con el instrumento”. Lo cual es una respuesta un poco abstracta, pero que al menos salió de él un poco más segura.
Y una última pregunta:
¿Y qué hay de ese blog que me comentabas?
Sobre esto comentó que aquí sí podía dar a conocer muchas cosas sobre su instrumento y esto le llenaba hacía un tiempo, pero que últimamente, igual que todo, también lo tenía un poco abandonado. Que también para escribir le invadía un poco esa tristeza.
El problema más acuciante Tras estas preguntas, si os preguntáis vosotras y vosotros cuál parece el problema más acuciante, ¿diríais aún que es la desmotivación? Porque puestos a trabajar en la motivación para ir a clase, una subida de sueldo, como motivación extrínseca, podría haber ayudado. Pero no parecía que por ahí mejorara la cosa.
También podríamos empezara trabajar en que a partir del blog encontrara nuevos contenidos para tratar, que le motivaran para ir a clase y trabajarlos también con sus alumnos. O buscar nuevos retos para ellos. O incluso para él mismo.
Pero en general la respuesta era más bien… “pesimista” diría yo.
Con lo que lo que se empezaba a vislumbrar era incluso cierta depresión en Manuel, sobre todo cuando repetía esas palabras: “estoy triste”. No parecía que un trabajo sobre su motivación, su búsqueda de objetivos y la planificación de acciones concretas pudiera ser de primeras algo que le hiciera cambiar ese estado. O al menos no parecía que yo pudiera ayudarle con eso, ya que por medio de mis preguntas no era capaz de provocar en él una respuesta que le hiciera cambiar el tono siquiera.
Con lo que después de más o menos una hora, lo que tocaba era exponer la situación y plantear algunas alternativas.
Le expliqué lo que veía y que en cierto modo me parecía importante trabajar en encontrar eso que quería hacer, en reconducir esas ganas de ayudar a tocar ese instrumento y a disfrutar con ello, incluso en su labor de difusión con el blog, que para eso se podría establecer un plan en el que buscáramos acciones juntos que fueran en esa dirección. Pero que antes de todo eso, me parecía mucho más importante adentrarse en ese sentimiento que me estaba transmitiendo (e incluso verbalizando) durante la sesión.
Le pregunté si había analizado el por qué de esa tristeza y si había pensado la posibilidad de hablar con un psicólogo o si creía que tenía sentido hacerlo. Porque había un trabajo más profundo que a mí se me escapaba de mis posibilidades. Un trabajo emocional que yo en ese momento no estaba preparado para conducir.
Ahora mismo, a día de hoy, seguramente le hubiera recomendado hablar con una persona concreta que hay más cerca de mí que seguramente podría haberle ayudado a encontrarse un poco más a sí mismo. Pero en ese momento no la conocía, una pena. Pero sí le recomendé una psicóloga que precisamente estaba cerca de su ciudad.
Y cuando le dije esto, Manuel cambió un poco el gesto, como si no le hiciera mucha ilusión lo del psicólogo, pero a la vez asumiendo que había un trabajo emocional debajo que era importante hacer, mucho antes de plantearse acciones concretas y estructuradas respecto a su día a día y a la planificación de objetivos.
Con lo cuál, ¿sabéis lo que ocurrió? Efectivamente no pudimos establecer una relación de coaching entre el Manuel de ese momento y el yo de ese momento. Yo no lo creí oportuno y él no mostró mucha intención tampoco. Y desde luego establecer un plan y un compromiso de vernos periódicamente no hubiera tenido ningún sentido en esa situación.
Conclusión Ahora la pregunta que yo mismo me hago es: ¿Por qué os he traído al podcast este ejemplo, que podría considerarse como un fracaso en el inicio del proceso? Bueno, primero para que vierais que esto no es algo infalible. Muchas veces no damos con la clave, no sabemos cómo manejar la situación, o simplemente la persona no está dispuesta a comprometerse o no piensa de la misma manera que nosotros… Otras veces nos falta desarrollar más algunas de nuestras habilidades, para poder llegar exactamente al punto necesario; o quizás simplemente es que no siempre todo es posible (y esto también hay que entenderlo y asumirlo). A veces la propia persona no da los pasos necesarios o no está dispuesta a darlos. O a veces nos damos cuenta de que nosotros no somos la persona adecuada para el tipo de trabajo que pensamos que debería hacer la persona.
Como siempre digo, lo mejor en estos casos, es ser honestos y si de verdad estamos buscando la mejor opción para esa persona, asumir que no siempre nosotros vamos a ser la mejor opción.
Eso sí, quedamos en que me contaría en unos meses cómo avanzaba la cosa, si había dado algún paso en esa dirección y cómo se sentía. Y quizás sí podríamos trabajar juntos en un futuro cercano.
Y aquí termina la historia del episodio de hoy de Manuel. Espero que no tengáis ahora mismo una sensación de mucho bajón! Porque esto sigue y la semana que viene con algunos episodios muy interesantes.
El próximo viernes volveremos con algunos conceptos relacionados con el coaching, pero si os han parecido interesantes esto últimos episodios en los que hablábamos de casos reales (aunque fuera modificando los datos) contádmelo y preparo más de este estilo, si puede ser de los que continúan con un proceso en el que podamos sacar aún más conclusiones.
Porque ya lo sabéis, “todo esto solo tendrá sentido si es exactamente lo que vosotras y vosotros queréis”.
Así que espero vuestros comentarios, ya sea en Facebook, en las reseñas de iTunes, en los comentarios de iVoox o directamente en coachingdemusicos.com/contactar.
Y como es viernes, no me queda más que desearos que este fin de semana descanséis, recarguéis las pilas, encontréis ese momento de silencio con el que empezábamos este episodios y disfrutéis del fin de semana! Volveremos el lunes con un nuevo episodio a partir de las 7:11 de la mañana.
¡HASTA EL LUNES!
Comentarios