Tan pronto como murió Jesús
El preciosísimo velo, que, en el templo, dividía el Santo del Santo de los Santos
Se partió en dos partes, de arriba abajo, para indicar la abolición de la antigua alianza, de toda división entre Dios y el hombre, que por Cristo tenía libre entrada en el Cielo.
Tembló la tierra y hendiéronse las rocas y también las peñas del Calvario, se rompieron milagrosamente:
Los sepulcros se abrieron, y muchos justos, salieron de las tumbas, fueron vistos por Jerusalén.
Al contemplar el estremecimiento de la naturaleza, el centurión, que había notado señales divinas en la muerte de Jesús, exclamó:
Verdaderamente, que este hombre era, Hijo de Dios.
El pueblo, que había quedado en el Calvario, atemorizado por el temblor de la tierra y por la oscuridad de los cielos, huyó, dándose golpes de pecho.
Solo quedaron el Calvario
La Madre de Jesús María Santísima, Juan, María Magdalena y las otras santas mujeres, con los soldados de guardia.
Todos los demás, corrieron a la ciudad, a contar las maravillas ocurridas a la muerte del Señor.
Ante tales noticias, los miembros del Sanedrín mandaron una vez más, una delegación a Pilatos
Solicitando
Acelerara la muerte de los crucificados, quebrándoles las piernas, para que, el gran Sábado de Pascua, del que solo les separaban unas pocas horas, fuera contaminado.
Pilatos, no tuvo inconveniente y ordenó que los quebraran las piernas y los quitaran del patíbulo, antes de la puesta de sol.
Los soldados, quebraron las piernas de los dos ladrones, pero al llegar a Jesús vieron que estaba muerto, uno de ellos, le dio el golpe de gracia, con una lanzada en el corazón, del cual salió sangre y agua.
Confirmándose, la profecía simbólica del Cordero Pascual, al que no debían romper ningún hueso.
Y la de Zacarías:
Se volverán hacia Aquel que traspasaron.
Poco después de los delegados del Sanedrín, se presentó al procurador romano, José de Arimatea, miembro de aquel, y uno de los principales de Jerusalén, hombre rico, justo y discípulo oculto de Jesús.
Los enemigos de Cristo fueron con los guardias al sepulcro, lo abrieron, y después de un reconocimiento del cadáver, para evitar el engaño que temían, bien seguros de que Jesús estaba allí en el sepulcro, lo cerraron.
Sellaron lo luego, y lo confiaron a los guardias romanos, con recomendaciones y amenazas.
Dios se valía de todas estas precauciones de los enemigos de Cristo, para hacer innegable su resurrección.
Entre tanto, mientras el cuerpo de Jesús, unido a la divinidad, reposaba sellado y vigilado en el Sepulcro, su alma unida igualmente a la divinidad descendía al Limbo de los Justos, a predicar el Evangelio, a los espíritus que allí lo esperaban, con ansiedad, desde hacía tantos siglos.
Comentarios
Porqué las vamos a desdeñar si ellas nos acercan a la CRUZ, nos acercan al Señor
Y esas pequeñas cruces nos acercan al Señor
De Dios no viene nada malo
Que ofrecerle cada día, esas pequeñas cruces
Que mejor ofrenda podemos hacer al Señor
Nosotros cada día tenemos nuestro pequeño calvario
La pasión de Jesús con la carga de nuestros pecados fue indescriptible
Misericordia Señor ... Misericordia
Entre tanto, mientras el cuerpo de Jesús, unido a la divinidad, reposaba sellado y vigilado en el Sepulcro, su alma unida igualmente a la divinidad descendía al Limbo de los Justos, a predicar el Evangelio, a los espíritus que allí lo esperaban, con ansiedad, desde hacía tantos siglos.
Dios se valía de todas estas precauciones de los enemigos de Cristo, para hacer innegable su resurrección.