55 años se cumplen del multitudinario concierto de Wattstax, el comúnmente llamado "Black Woodstock" que vivió la ciudad de Los Ángeles en 1972. No obstante, ciertas diferencias merecen ser recordadas entre ambos eventos: si bien Woodstock fue una respuesta contracultural de las clases medias (en su mayoría blancas) al malestar de los 60, Wattstax fue un evento gestado por y para la comunidad afroamericana. Al mismo tiempo, Woodstock (como otros festivales de la época) se desarrolló en un espacio abierto rural, cuyo acceso para la población negra (más precaria) era más difícil. Wattstax, en cambio, se desarrolló en un ambiente urbano, en un estadio, y fue crucial para la conformación de lo que Elias Canetti definió como “audiencias cerradas”: al estar en un ambiente cerrado, la audiencia no sólo tiene límites físicos hacia lo externo, también incrementa el lazo y sentimiento de pertenencia al evento y al grupo.
Debido a Woodstock, los festivales de música son consistentemente representados como espacios utópicos de multiculturalismo, libertad y paz. El mito y ritual de un evento así está basado en el arquetipo de Woodstock, es el fundacional, aunque antes y después hubieran eventos similares. Woodstock flojea, no obstante, cuando se aparta del eje de las clases medias blancas. Si se le añaden factores como la raza, el género y/o la clase se convierte en un modelo más frágil. Wattstax, por otro lado, representó la aparición por la puerta grande de la retórica y el relato de la comunidad afroamericana en un gran festival de música, invisibilizada hasta ese momento. La marginalización y el guetto, las desigualdades y la precariedad en la que vivían las comunidades afroamericanas por primera vez se visibilizan en un evento lúdico político de gran envergadura.
Wattstax, cuyo nombre, organización e incluso documental posterior toman como referente el eco de Woodstock, por primera vez supuso la participación emocional y física de la comunidad negra en un festival que fuera suyo, que hablara de ella y que sintiera que se hablaba de sus problemas.
Patrocinado por Stax Records, la discográfica de Memphis que fue el hogar, entre otros, de Otis Redding y del mejor soul de la época, con permiso de Motown Records. Artistas de la talla de Isaac Hayes y The Staple Singers aparecieron en el cartel junto con casi dos docenas más, incluidos The Bar-Kays, Carla y Rufus Thomas o los Soul Children. El reverendo Jesse Jackson y el comediante Richard Pryor también estuvieron allí. El concierto, oficialmente llamado Wattstax 72, se organizó como "un día de conciencia negra", como dijo Jessie Jackson durante su discurso. Impacta ver hoy cómo la población afroamericana llenó el Coliseo de Los Angeles Memorial y mantuvieron sus puños en alto mientras la cantante de soul Kim Weston cantaba "Lift Every Voice and Sing", una canción que fue profusamente utilizada durante el siglo pasado como el himno nacional negro.
El historiador Nelson George llamó acertadamente a Wattstax como un "símbolo de autosuficiencia negra". Y cierto es que la compañía discográfica Stax, la portadora del sonido de Memphis y por tanto del mejor soul americano, tenía un interés publicitario, pero al menos sabemos que no fue por cuestiones únicamente mercantilistas: la entrada costaba un dólar y muchas fueron regaladas.
Wattstax fue la respuesta a la revuelta del barrio de Watts en 1965. Los acontecimientos que incitaron las revueltas son intrincados, pero, de forma sucinta, un ciudadano negro fue arrestado por conducir bajo la influencia del alcohol, su hermano (que era un pasajero), se fue para informar a la madre del hombre, quien se presentó al arresto. Hubo un altercado físico, los tres ciudadanos negros fueron arrestados, y la población del vecindario comenzó a increpar y tirarles cosas a los policías. Ocho días después, 34 muertes, 1,032 heridos y 3,952 arrestos. 600 negocios fueron destruidos y más de $ 40 millones de dólares en daños en un área de casi 120 km cuadrados.
El levantamiento de Watts es solo una de las muchas entradas en la larga y complicada historia de las relaciones raciales en este país, cada una con su propia banda sonora ya que la música negra continúa dando una voz crucial, particularmente en tiempos de protesta. Cincuenta años después, seguimos presenciando estas mismas escenas en todo el país. Los festivales y conciertos de hoy dedicados a las audiencias negras casi con seguridad surgieron de aquel experimento. Wattstax fue un intento de mostrar que, sí, la vida continúa, pero eso no oculta ni las injusticias ni los dolores del pasado.
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