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Comentarios
Pero no se profundiza en la frase litúrgica al imponer el símbolo de la ceniza, que antiguamente se utilizaba la frase tétrica de "Memento homo quia pulvis es et in pulverem reverteris (recuerda, hombre, que eres polvo y en polvo te convertirás).Ahora s e ha modernizado y lo hace más en positivo: "Conviertete y cree en el Evangelio". Pero se explica? El evangelio no habla de ayuno, limosna como actos esporádicos, que es en lo que se han convertido. LA conversión no consiste en ayunar, sino en considerar al p´rojimo como la imagen real y única de ese Dios en el que se dice que se cree. No es un Dios ajeno el que nos "predica", sino que el evangelio, ideario de un estilo de vida iniciado por un tal Jesús de Nazaret, nos lo deja muy claro: o amas al prójimo comoa tí mismo, o eres un descreido. Véanse parabolas del Samaritano bueno, aunque ateo para los judíos, y la de la escena del Juicio Final. El projimo es la personificación real de ese Dios en quien decimos que creemos. El servicio desinteresado a los demás, sobre todo a los más desfavorecidos, como dijeron los profetas Isaías, Amós y Oseas, es el fundamento de la religión. No hay más. Toda ceremonia sobra si no se practica el fundamento de ese esquema de vida cristiano. LAs ceremonias no tienen valor alguno por sí mismas. Puedo prescindir de ellas si me preocupo del vecino. Pero no puedo despreocuparme de él y me quedo tranquilo porque asistí a las ceremonias, que es lo que, por desgracia, constituye el núcleo del catolicismo actual. De esto no se habla, por desgracia.