95. El último vuelo de Amelia Earhart - Por Alfredo Lozano

Esto es motor y al aire muy buenas como estas nosotros estamos aquí de nuevo con una historia sobre amelia el art cuyo texto original es de nuestro querido oyente alfredo lozano que nos propuso hace ya tiempo sacar este texto que es una entrada de su blog en formato podcast y como no podía ser de otra manera no sugirió que si el texto era sobre amelia art quien mejor podía ponerle voz a esta narración que nuestra compañera maría vázquez así que os dejo con la voz de maría a los textos de alfredo y espero que disfrutes de este programa la más famosa del estarían en un campo reservado a los hombres en una época en la que la aviación ira símbolo de poder aventura y elitismo sus logros la convirtieron en la mujer más popular del mundo adelantado a su época amelia batido récords mundiales lograba hazañas que muchos hombres habían intentado antes éxito las publicaba el libro usted ventas millonarias con las que financia para su próximo reto pero convertido en un ídolo mundial amelia el art desapareció en algún lugar del pacífico el dos de julio de mil novecientos treinta y siete mientras trataba de dar la vuelta al mundo otra el navegante fresno una a bordo de un modernísima los electoral dice especial matrícula en unos seis una su amigo personal el presidente de los estados unidos franklin delano roosevelt lanzó la mayor operación de búsqueda y rescate de la historia esta fecha con nueve barcos sesenta y seis aviones y un coste de más de cuatro millones de dólares sin éxito dado que la propiedad amelia reportó en una de sus últimas transmisiones de radio que se estaba quedando sin combustible sin haber divisar tierra se les considero desaparecidos bajo las aguas del océano pero setenta y cinco años después el análisis de las pruebas recogidas por distintas expediciones a la zona parecen reforzar el romanticismo de su última proeza y confirmar que amelia pudo haber toma de tierra en las planchas arenas de una isla desierta donde habría vivido como naufragar hasta sus últimos días aquí la la aventura llegar a la vuelta al mundo estaba llegando a su fin aquel dos de julio de mil novecientos treinta y siete la última etapa del viaje debía llevar al lógica elektra y a sus tripulantes el prestigioso navegante de panamá tribunal y la aviador a mi leer desde el aire en nueva guinea hasta la isla de jaula un pequeño pedazo de tierra en el pacífico donde recientemente se había construido una pista de aterrizaje de contingencia que sirviera como escala envueltas tras oceánico el barco guardacostas y tasca y se esperaba atracaron jaulas para suministrar la combustión necesario para llegar hasta lo y hawai y desde allí aunque california desde donde habían partido el veinte de mayo cuando así por concluida la hazaña de dar la vuelta al mundo por la línea del ecuador amelia inundan comenzaron temprano sobrevuelo encontrar una meteorología favorable aunque con algunas tormentas aisladas y vientos de cara que disminuiría notablemente su pib aumentando así el tiempo de vuelo estaban por tanto obligados a optimizar el combustible a lo largo de una ruta que trataría de encontrar una aguja en un pajar una isla de apenas tres kilómetros de longitud y cinco metros de altura a dos mil millas de distancia alfred no sabía que sólo tendrían una oportunidad para encontrarla si no lo hacía no tendrían combustibles suficiente ni para llegar hasta jaua y ni para retornar al punto de partida electra despegó con sus depósitos tiernos desde la pista de hierba de las diez de la mañana poco después de alzar el vuelo amelia divisor atormenta que se interpone en su rumbo directo jaula y se desvió integrados a la derecha para rodear la tras lo cual trato devolver a interceptar el rumbo noroeste inicial los vientos de cara a eran de veintitrés nudos sólo un poco por encima de lo esperado brillaba en las estrellas en una noche sin luna y tras diecisiete horas y cuarenta y cinco minutos de vuelo frenan calculo que se hallaban a doscientos millones de su destino la autonomía de vuelo del elektra con el consumo actual era de veintidós horas y el margen de error que el navegante le daba sus cálculos era solo de cuatro millas por lo que parecía que iban a conseguir alcanzar tierra dentro del