Hablar de Francisco Javier Madrigal mejor conocido como Pancho Madrigal, es hacer referencia a un personaje prolífico y polifacético del mundo del arte mexicano, nacido en Guadalajara, Jalisco y destacado en los medios artísticos nacionales predominantemente como cantautor, si bien su actividad como escritor es fecunda, y se ha formado también en el campo de las artes visuales. Evasivo de los medios de comunicación masiva que comercializan hasta el hastío voces y productos musicales de talla media para abajo, ha preferido difundir su obra musical mayormente en presentaciones personales en espacios públicos o particulares de diversas poblaciones de su país. Nadie que conoce su música puede desvincularla de una actitud de compromiso social. Y no es casual, por que su sentido de la justicia y el haber sido testigo de grandes injusticias le hizo reaccionar y hacer cosas al respecto. Por eso, por ser un sujeto social, comprometido con su realidad como es evidente, dice que su preocupación por abordar la problemática social que refleja en muchos de sus trabajos, le viene por el haber sido testigo desde niño de las injusticias, y eso explica la razón del porqué la justicia es uno de sus valores más preciados. El haber sido testigo de tantas injusticias obviamente le hizo reaccionar, pensar de determinada manera y expresarlo de la forma que podía hacerlo. Y agrega que algunas veces se ha sentido un sujeto marginado, oprimido. De niño muchas veces por la necesidad que había en su casa, en su familia, donde no había recursos para comprar zapatos, por ejemplo, para ir bien vestido a un examen escolar, y había veces que no iba nadie de su familia a un examen porque tampoco estaban muy presentables para ir; cosas así que podrían ser tontas, tal vez, pero que sí le hicieron sentir esa diferencia que hay entre el tener y el no tener. El músico y compositor tapatío Francisco Javier Madrigal, más conocido como Pancho Madrigal, es un personaje multifacético que se ha desempeñado y bien, en distintas manifestaciones culturales. Originario de Guadalajara, donde nació en 1945 en el seno de una familia humilde, Pancho se ha destacado como cantautor folclórico, pero también como pintor y escultor. Pionero de la canción contemporánea, a sus 66 años Pancho Madrigal no se cansa de cantar. Dice que ya está muy “cascadito” pero como el canto es una manifestación de juventud, él se mantiene vigente. Fue integrante de una generación de pioneros, “y pioneras porque también estaban Judith Reyes, Amparo Ochoa y Violeta Parra”. Pancho Madrigal describe su estilo como el más popular y rudimentario, basado en géneros como el corrido y el son. Ahora lleva más de cuarenta años de compositor, siempre narrando historias del pueblo porque para Pancho Madrigal escribir es un ejercicio para sí mismo, aunque como el dice, “de carambola, le gusta a los demás”. El autor de éxitos como Jacinto Cenobio, Roberto el albañil, La niña huichol, Los niños que nada tienen y Julia de los caminos, se asume como un trovador intuitivo que poco a poco fue encontrando qué decir. Sus canciones son interpretadas entre otros, por Guadalupe Pineda, Alfredo Zitarrosa, el grupo Sanampay, Delfor Sombra, Caíto, Oscar Chávez, o Amparo Ochoa. Y hablando de este cantautor mexicano que es Pancho Madrigal, está también el Pancho Madrigal lúdico, el incisivo, que abandona su intimidad melancólica y se divierte y nos divierte, como juglar irónico que relata historias de personajes y situaciones ficticios, pero creadas a partir de algunos de los rasgos mexicanos históricos y culturales. Las gavillas que mermaron al calor de la Revolución mexicana, el charro, el pendenciero, los aconteceres de cantinas urbanas, son pretextos para la creación, de este creador multifacético, que se caracterizan por su honestidad y originalidad. Porque como el mismo cuenta, últimamente se ha dedicado mucho a hacer cosas humorísticas, ya que cree que el humor es una de las formas que más podrían influir en los cambios de una manera activa, más que cualquier otro tipo de protesta o señalamiento. Y agrega que el humor es una puerta muy importante para el cambio, porque una de las manifestaciones de inteligencia de las gentes es precisamente el saber reír, lo que nos separa de los animales es que nosotros sabemos reír. Con sus corridos humorísticos, editados en dos discos llamados Corridos Pendencieros 1 y 2, Pancho intenta parodiar y caricaturizar uno de los grandes vicios de la conducta del mexicano, como es el machismo, abordando para esto, temas como la pendencia, el bandolerismo, y otros, que fueron algunos de los asuntos más comunes en los corridos de épocas anteriores, pero despojándolos, por medio del humor, de la carga de dramatismo y del tono sangriento que caracterizaban originalmente a este género. Comentarios basados en una entrevista que le hiciera Jorge Gómez Treviño en Guadalajara, Jalisco, en junio de 2010 para Estudios Sociales Nueva Época, la Revista del Departamento de Estudios de la Cultura Regional, de la Universidad de Guadalajara. En cuanto a la música, durante la primer parte del programa escuchamos a Pancho Madrigal y Grupo Zazhil en el tema El tigre y el nahual, luego fue Madrigal quien cantó Del cono sur y Hay quien prefiere, Amparo Ochoa interpretó Los niños que nada tienen, Jacinto Cenobio fue interpretado por Guadalupe Pineda, Carlos Diaz Caito y Sanampay, y cerramos con Alfredo Zitarrosa que lo hizo con La niña huichol. Mientras que durante la segunda media hora nos divertimos con este corrido extraído del disco Corridos Pendencieros 2, editado en el 2003 por Ediciones Pentagrama. Es una realización de Jorge Laraia.
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