El americano impasible, de Graham Greene. Audiolibro.

El americano impasibles primera parte capítulo uno después de comer me quedé en mi cuarto de la rueca atinar esperando a país me había dicho estaré contigo a las diez a más tardar cuando sonó la medianoche no pude contenerme más y baje a la calle en el rellano de la escalera había una cantidad de viejas con pantalones negros sentadas en cuclillas como era febrero supongo que no podían soportar el calor de la cama paso pedaleando lentamente a un triciclo de alquiler hacia el río se veían las luces encendidas donde habían desembarcar los nuevos aeroplano norteamericanos en toda la longitud de la calle no se veían ni rastros de país naturalmente pensé podría haberse demorado por algún motivo en la alegación norteamericana pero en ese caso habría telefonear al restaurante respetaba demasiado esas pequeñas cortesía me volví para entrar en mi casa cuando había una muchacha que esperaba en la puerta de la calle contigua no le vi la cara solamente los pantalones blancos de seda y la larga túnica floreada pero no por eso deja de reconocerla tantas veces había esperado mi regreso en ese mismo lugar y a esa hora font dije quiere decir fénix pero hoy en día nada es fabuloso y nada resurge de sus cenizas antes de que tuviera tiempo de decirme lo comprendí que esperaba país no está en casa jota ese país a y b y house aula con acento la penetre de todos modos podrías esperarlo arriba le dije pronto vendrá puedo esperarlo aquí mejor no la policía podría molestarte me siguió yo pensaba mientras tanto en las diversas alusiones irónicas y desagradables que hubiera podido hacerle pero ni su inglés su francés serán suficientes para permitirle comprender la ironía y aunque parezca extraño no sentía ningún deseo de herirla ni siquiera de irme a mí mismo cuando llegamos arriba las viejas volvieron la cabeza y apenas pasamos se oyó el honduras de sus voces como el canto de un coro de que hablan creen que he vuelto para quedar en mi cuarto el árbol traído unas semanas antes para celebrar el año nuevo chino perdía sus últimas flores amarillas habían caído entre las teclas de la máquina de escribir la saque estas inquieto dijo juan es muy raro en el están puntual me quite la corbata y los zapatos si me recosté en la cama fue un encendió el gas y puso a hervir agua para el the como solía hacer seis meses antes afirma que te vas pronto dijo te estima mucho gracias no hay por qué conteste advertí que ahora se peinaba de otro modo el pelo negro y lacio le caía sobre los hombros recordó que paila había criticado una vez ese peinado complicado que ella consideraba más adecuado para la hija de un mandarín cerré los ojos y fue volvió a ser lo que había sido siempre el silbido de la tetera el tineo de una taza una cierta hora de la noche y la promesa de reposo no tardará dijo cómo tratar de controlarme por su ausencia me pregunté cómo serían los temas de sus conversaciones país se tomaba las cosas muy en serio y hasta yo había tenido que soportar sus conferencias sobre el lejano oriente a pesar de haber pasado el tantos meses como yo años en esas tierras la democracia era otro de sus temas y tenía ideas netas intolerables sobre la obra de los estados unidos en pro del mundo por su parte era maravillosamente ignorante si alguien hubiera mencionado a hitler al pasar fue lo habría interrumpido para preguntarle quién era explicárselo habría sido bastante difícil además porque no había visto nunca un alemán o aún polaco y poseía una idea sumamente en precisa de la geografía europea aunque por supuesto acerca la princesa margarita sabía más que yo hoy que colocaba la bandeja al pie de la cama todavía está enamorado de ti font acostarse con una meta es como acostarse con un pájaro borgia ni cantan sobre la almohada en otra época me había parecido que ninguna voz cantaba como la de juan estire la mano y le toque el brazo también sus huesos serán frágiles como los de un pájaro esta font río hoy que encendía un fósforo enamorado tal vez era una de las expresiones que no comprendía puedo prepararte la pipa pregunto cuando abrí los ojos fue un había encendido la lámpara y la bandeja ya estaba preparada la luz de la lámpara daba su piel un color de ámbar oscuro mientras se inclinaba sobre la llama fruncir el ceño concentrada en la tarea de calentar la pastillita de opio haciendo girar la aguja país no fuma todavía le pregunté tendrías que acostumbrar lo sino no volverá entre ellas existía la superstición de que una amante que fumaba opio siempre vuelve a un de francia el opio puede dañar la capacidad sexual del hombre pero ellas