Arrebato (Aitor Solar) - Cap. 3. Los que quedamos...

Relatos y cuentos las rastrillos y otras fábulas del mundo pasado presente y futuro espejos de grupos esto te atreves a mirarse al espejo arrebato por aitor solar lo creo en dios pero hay algo más poderoso que todos nosotros una combinación de nuestros esfuerzos una gran cadena de la industria que no son pero únicamente cuando luchamos en nuestro propio interés la cadena tiras de la sociedad en la dirección correcta la cadena es demasiado poderosa y misteriosa para que ningún gobierno aquí cualquiera que diga lo contrario hotel metido la mano en el bolsillo botella puesto una pistola en la cabeza no hay dios es ni reyes solo hombres capítulo tres los que quedamos y la puerta no era tal sino unos tapones en éxitos y cubiertos de la paz secas que había que echar a un lado al entrar para dejarlos caer luego otras de con pesos no es que fuera un lugar secreto se sabría saquen preguntar pero ciertamente nadie iba pregonando lo que había aquí detrás de las tablas nación pasillo largo sorprendentemente amplia y bien iluminado para los doce la decoración tenía entendido que fue parte del atrio tiempo en cuanto a aquella parrilla unidad de las buenas y puede que fuera cierto juzgar por los del esperado a las paredes ya hay legibles los viejos adornos kilométricos de chapa barata y los apliques de las lámparas de falsos lo que paso es pesados a chorreando agua tras de si llega tarde al fondo había una hilera de personas un irónico remesas de las colas pero formarse ti cuando la gente compraba sus entradas pasos del arco y entre directamente iglesia no era una iglesia como tal por supuesto peso estaba prohibido por el mandamás así que pasaba por un simple centro de caridad para los desfavorecidos algo que sin estar tampoco bien visto era al menos tolerado en particular desde que parte de la aristocracia de la ciudad decidiera reinvertir parte de sus riquezas en lugares similares a que se decía que lo hacían para mitigar el malestar de las masas de pobladores quemar y siempre al filo del hambre y la desesperación