LA BÚSQUEDA ONÍRICA DE LA DESCONOCIDA KADATH, de H. P. LOVECRAFT

La búsqueda onírica de la vez conocida cada deja wars philips loca por tres veces soñó randolph carter la maravillosa ciudad y por tres veces fue súbitamente arrebatado cuando se hallaba en una elevada terraza que la dominaba brillaba toda con los dorados fulgores el sol poniente las murallas los templos las columnas y los puentes de vete a tomar las fuentes de tasas plateadas y pragmático surtidores que adornada en las grandes plazas y los perfumado jardines las amplias avenidas bordeada de árboles delicados jarrones atestado flores y de estatus de marfil dispuestas en fila resplandece sientes por las claves del norte hacen bien files y film rojos tejados y viejas gordillo picudos entre las que quedaban protegidos los pequeños callejones empedrados invadidos por la hierba había una agitación divine un clamor de trompeta celestiales y un fragor de inmortales símbolos el misterio envolví en la ciudad como envuelve las nubes una fabulosa montaña inexploradas y mientras carter con la respiración contenida se hallaba recostado el aval austral de la terraza se sintió invadido por la angustia y la nostalgia de unos recuerdos clase olvidados por el dolor de las cosas perdidas y por el apremiante necesidad de localizar de nuevo el que algún día fuera trascendental y pavorosos lugar sabía que para el lugar de vídeo de tener alguna vez su significado supremo pero no podía recordar en que época en que encarnación lo había visitado ni se había sido y sueños o en vigilia vislumbraban vagamente alguna fuga géminis esencia y una primera juventud en ello el video en la que el gozo y la la villa en el misterio de los diez y la noche y serie el amanecer se suceden bajo un ritmo igualmente impaciente y profético del lago dudes y canciones abriendo las puertas ardientes de nuevas y sorprendentes maravillas pero cada noche en que se encontraba en y se eleva de terrassa de mármol jornada de extraños jarrones y vale australes esculpido y contemplaba bajo un apacible puesta de sol la belleza sobrenatural de la ciudad sentí el cautiverio en el que le tenían los dioses tiranos el sueño de ningún modo podía dejar a que el elevado hicimos lugar para bajar por la interminable escalinata de mármol hasta aquella es calles impregnada de antiguos sortilegio es que le fascina nada cuando despertó por tercera vez sin haber descendido por aquellos peldaños sin haber recorrido que es apacibles calles en el atardecer suplico larga y ferviente mente a los ocultos dioses del sueño que amerita enseñó dos sobre las nubes que envuelven la desconocida cada ciudad de la inmensidad fría y jamás soñada por el hombre pero los dioses no contestaron y se conmovieron me dieron ningún signo favorable cuando le simple pero en su años o cuando les ofreció sacrificios por medio de los sacerdotes nasa y chanza del lo enga barba cuyo templo subterráneo en el cual se venera una columna de fuego se encuentran lejos de las puertas del mundo vigía parecía el contrario que sus súplicas habían sido escuchadas con hostilidad ya que desde la primera invocación dejó radicalmente de contemplar la maravillosa ciudad como si sus tres lejanas visiones le hubieran sido permitidas por casualidad o por ine advertencia en contra de algún plano deseo culto de los dioses finalmente enfermo de tantos suspirar por las avenidas esplendorosa y por los callejones de la colina ocultos entre aquellos tejados antiguos que ni en sueños ni despierto podía apartar de su espíritu carter decidió llegar hasta donde ningún otro ser humano había usado antes y cruzar los tenebrosos desiertos helados donde la desconocida cada cubierta de nubes y coronada estrellas y notas guarda el nocturno y secreto castillos de onís donde habitan los grandes dioses en uno de sus sueños ligeros descendió en los setenta peldaños que conducen a la caverna de fuego y habló de su proyecto a los sacerdotes nas y que avanza de longa barba y los sacerdotes cubiertos con sus tierras movieron negativamente en la cabeza asegurando que sería la muerte de su alma le dijeron que los grandes dioses habían manifestado ya sus deseos y que no debería sentirse agobiados por súplicas insistentes le recordaron también que no sólo no había llegado jamás hombre alguno a cada sino que nadie podía sospechar donde se haya si los países del sueño que rodea a nuestro mundo o en aquellas regiones que circunda en alguna insospechadas estrella próxima a forman o al de bala en si estuviera en la región de nuestros sueños no sería imposible llegar a ella pero desde el principio de los tiempos sólo tres seres completamente humanos han cruzado los abismos sin pío y tenebrosos del sueño y de los tres dos regresaron totalmente locos