Carlota de Benito: Como dicen en mi pueblo

Nos vamos al pueblo dirás tú dices pero nunca nos hemos ido tanto abajo y qué pasa con esta gira mismo puebla tomo cuando poder pueblo el pueblo bueno al pueblo no se da por muchos motivos a veces es un deseo de cambiar de vida a veces simplemente despejarse un poquito de darse una vuelta descansar en refugio especialmente para la gente que vive en el mundo urbano gente que se va con una grabadora días como tú periodistas que quieren ver a la gente hay gente que tiene motivos variados para hacer esos viajes para adentrarse y a los pueblos hace algunas semanas os hablé de esa publicación como dicen en mi pueblo el habla de los pueblos españoles que como no a nosotros nos llamó la atención rápidamente quisimos saber de qué iba eso en fin un libro que que bueno que habla del lenguaje como se habla y de cómo a lo largo de la historia como tantas veces hemos dicho en otros aspectos pues lo rural ha sido a veces despreciado también el modo de hablar también las expresiones también la gramática o las palabras que tantas veces hemos contado aquí se usan muchas veces de un modo mucho más adecuado cuando compra el libro empecé a leer y me gusta a encontrarme en el prólogo pues con dos personas que probablemente se parecía mucho a tanta gente aquí del valle se parecía mucho a ti o a ti decía si la prologuista soy de ciudad pero pasado todos los veranos de mi infancia en un pueblo del interior de castilla con nombre de resonancias épicas piensa en guadalajara en aquel entonces los pueblos eran muy diferentes había hay es que podrían no estar pavimentadas el cuarto de baño no era habitual en todas las viviendas y los hombres y las mujeres no se vestían como lo hacen ahora recuerdo a la pilar siempre de negro falda de refajo y peinado con un moño en la nuca para entrar en nuestra casa se pasaba por un callejón en que vagabundear las gallinas y había que ir sorteando sus excrementos la pilar degollado y desplomaban las gallinas con una facilidad pasmosa sus manos eran enormes hinchadas por el trabajo también la de nuestros vecinos manuel y maría quien hablaba en el campo y que cada tarde subir una cuesta del pueblo desde las heras en su rico en el que a veces me dejaban encara amarme los dos eran bajitos tan bajitos como la gente que no ha comido bien pero también muy fuertes infatigable trabajadores ninguno sabía leer ni escribir manuel se manejaba con las cuentas pero maría tenía que fiarse de la vuelta que le daban en la tienda del pueblo cuando compraba no sabía sumar restar nuestra temas y con más madurez cuando empezaba a mi tesis doctoral y pase algunos meses del otoño de mil novecientos ochenta y seis en el pueblo ya filologa empecé a escuchar con mis oídos la lingüista de lingüista perdón su forma de hablar a manuel que nunca se quitaba su boina le gustaba cultivar sus viejas miraba como juega van los chavales en el frontón del pueblo nos preguntaba cuando volvería y repetía al despedirse que enturbiando buen burro para recalcar que tendríamos