- Bienvenidos a una nueva entrega del cuentakilómetros. Estamos ya en el mes de abril, un mes extraño, como sacado de una historia que nunca creeríamos que se haría realidad. Todo se ha parado, estamos en casa, no trabajamos y nuestros clásicos están en el garaje. Una parada de hibernación obligatoria debido al virus que nos acosa en nuestro día a día. Aunque sabemos que lo mejor es quedarse en casa, los que podáis debéis hacerlo. Hay algunos que no se lo toman muy enserio y desde aquí apelamos a la sensatez y el sentido común. Pues en caso contrario, esto será más largo de lo que debería ser.
Por desgracia en esta lucha, hay caídos que nos han dejado, amigos, familia, compañeros de afición. Por ello este programa queremos dedicárselo a los fallecidos y en especial a 2 aficionados, uno es Idelfonso Panadero, de Madrid, mecánico especialista en clásicos. De él es el audio con el que arrancamos el programa, nunca mejor dicho, ya que arranca en su reparación el 600 N de Juan. El otro aficionado es Manuel Ródriguez de Tordesillas Valladolid, un luchador nato y amante de esta bonita afición. Tras luchar contra otra enfermedad hace unos años quedando malogrado, no dejo de montarse con su esposa y cruzar España a lomos de su 600 E tan peculiar y llamativo. Este maldito virus se los ha llevado, pero siempre estarán presentes en todas y cada una de las concentraciones y eventos que realicemos y participemos pues son la esencia de ellas mismas. Grandes personas que dejan huella como Idelfonso y Manuel. Va por ellos con ráfagas al cielo cuando nos sea posible salir.
Y no quiero cerrar esta entrada al cuentakilómetros con el mensaje de gracias y ánimo a todos y todas las que no se quedan en casa y cada día deben salir a que este mundo que conocemos siga girando, más lentamente, pero debe hacerlo. Gracias por luchar y saber el riesgo que hay pero que tenéis más fuerza que ese dichoso 19. Mucha fuerza.
Este programa atípico sin eventos, sin mercadillo, pero con mucho sentimiento, mucha puesta a punto de nuestras máquinas para poder rugir con más fuerza, con más ganas de poder disfrutar cada uno de nuestros kilómetros, pues nunca sabemos cuando puede ser el último.
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