El tantas veces mentado "arquitecto del nazismo", Joseph Goebbels, fue el civil más cercano a Adolfo Hitler durante sus años como canciller (1933-1945) y presidente de Alemania (1934-1945). Lo fue mucho más que con Albert Speer, arquitecto de profesión, aunque intimó más con este último. Luego de ser Ministro de Propaganda, Goebbels llegó inclusive a ser Fürer del III Reich (luego del suicidio de Hitler), o mejor dicho de los escombros y cenizas de lo que quedaba de él, durante un día, justo antes de asesinar a su esposa y de suicidarse. Horas antes, Magda Goebbels había envenenado a sus 6 hijos.
Conocer la historia y la vida de Joseph Goebbels es fundamental para entender el pensamiento que se formó en la Alemania nazi, el que combinó nacionalismo, antisemitismo y belicismo, totalmente exacerbados. Si bien Hitler era la máxima figura del sistema nacional socialista, las capacidades oratorias, genialidad y astucia de Joseph Goebbels no tenían comparación y por ratos fueron superiores a las de Hitler. Le bastó, y para él fue un honor, servir bajo el mando del Fürer austriaco y la única orden que no cumplió fue la de dejar el fürerbunker cuando para los alemanes todo estaba perdido.
Las biografías de Goebbels habían logrado desentrañar gran parte de los hechos públicos de su vida, como que fue hijo de una familia católica, de padre burócrata y madre campesina. No pudo ir a la Gran Guerra por una malformación en la pierna (que lo mantuvo cojo toda su vida) y se refugió en los libros y en la vida universitaria. En 1921 se graduó de Doctor en Literatura, y ya era conocido por su inteligencia y su astucia. Datos como estos son harto conocidos, así como su acercamiento a Hitler y al partido Nazi. De lo que se sabía poco era del pensamiento o de los recuerdos de Goebbels, pues pocas cartas se conservaron luego de la destrucción de Berlín y su diario, del cual se sabía su existencia se creía perdido o destruido.
El diario de Goebbels fue encontrado por los soviéticos, enterrado por él mismo cerca al fürerbunker, esperando que algún día se puedan revisar sus memorias y que la historia lo "absuelva". Los soviéticos mantuvieron los diarios guardados, hasta que en 1992, cuando la URSS ya no iba más, la historiadora alemana Elke Fröhlich encontró los diarios en Moscú.
Comentarios
muy bueno me ha gustado mucho gracias
Me ha gustado mucho. Suelo escuchar documentales porque me permiten compaginar con otras tareas. gracias a ermaky x todos ellos
IGUALMENTE
Los documenales se pueden ver o escuchar. Su finalidad es aprender de ellos, no disfrutar con las imágenes, especialmente en casos como éste, donde pueden llegar a herir por su crudeza. Felicidades, Marky, y gracias por acercarlos a nosotros. Me están acompañando en el trabajo cada día. Un saludo!
gracias por la historia.
pues ya sabes jajaja
¿Y EL KE NO PUEDA VERLO?
No es para oir un documental para verlo.
Gracias Maky
Lo estoy escuchando a trozos pero en lo q yevo... odio, inseguridad, frustracion, fanatismo... menudo cocktail lo tenia todo el colega