Sobre los procesos de transformación por los que ha trascendido el sector minero en Venezuela durante las últimas dos décadas, y que han permitido el reordenamiento y el reconocimiento de la minería como una actividad productiva, con carácter público y estratégico, habla el abogado José Ortiz, presidente de la Misión Piar.
En la undécima edición del programa En la bulla, Ortiz enumera los planes adoptados por el Gobierno Bolivariano con respecto a la actividad minera. A saber: Plan Piar, Misión Piar, Plan de Reconversión Minera, Plan Caura y Zona de Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco.
Con cada una de estas estrategias, se han sentado las bases para una práctica minera responsable con el ambiente y con el ser humano, lo cual ha implicado un nuevo patrón de gestión y “un proceso de organización natural de la actividad en cada uno de los espacios delimitados”.
Uno de los grandes errores del pasado —dice Ortiz— “había sido no reconocer la actividad del pequeño minero; pretender cambiarlo, mudarlo, desplazarlo, y, además, mantenerlo marginado de las políticas y las dinámicas sociales”.
Este hecho —recalca— hizo mucho daño a las comunidades mineras, puesto que acentuó la exclusión social y la explotación por parte de mafias dedicadas al contrabando.
De allí, la necesidad de crear un programa que atendiera, acompañara, protegiera y dignificara a los trabajadores de la pequeña minería.
Nació entonces la Misión Piar, inicialmente Plan Piar, cuya proyección hacia el futuro apuntaba, a lo lejos, “intervención en lo social, en lo organizativo, en lo productivo y en lo político”.
Y así ha sido. Con esta Misión, se han construido métodos populares y formas de trabajo colectivo que han propiciado la organización, el desarrollo social y el crecimiento productivo en los puntos y círculos de las minas.
De la misma manera, se han creado mecanismos para que los aportes de la producción de ese oro que está llegando a las arcas del Estado venezolano sean “reinvertidos directamente en lo social, en lo concreto, en lo palpable, de las distintas comunidades mineras del país”.
La conciencia ecológica también ha aumentado. Los mineros ahora entienden la exigencia de sustituir las técnicas de procesamiento contaminantes por tecnologías amigables con el ambiente.
“Ya hay mejor compresión de la necesidad del desarrollo y de la formalización de la actividad minera”, por lo que el eje de acción “para la atención legítima y el acompañamiento integral del minero como sujeto social protagónico de la Venezuela potencia” se ha ido ampliando cada vez más.
Los nuevos actores del sector minero: jóvenes del Plan Chamba Juvenil, pilar fundamental de la transformación socioproductiva de Venezuela.
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