Quiero invitarles hoy día a abrir en su Biblia el Evangelio según San Marcos en el capítulo 10,
Marcos capítulo 10, versículos 35 en adelante, hasta el 45. Voy a leer en la nueva versión
internacional. Se acercaron Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, maestro dijeron, queremos que nos
concedas lo que te vamos a pedir. ¿Qué quieren que haga por ustedes? Concédenos que en tu glorioso
reino uno de nosotros se siente a tu derecha y el otro a tu izquierda. Ustedes no saben lo que
están pidiendo, respondió Jesús. ¿Pueden acaso beber el trago amargo de la copa que yo bebo o pasar
por la prueba del bautismo con el que voy a ser bautizado? Ellos dijeron, sí, podemos. Ustedes
beberán de la copa que yo bebo, respondió Jesús, y pasarán por la prueba del bautismo con el que
voy a ser bautizado, pero el sentarse a mi derecha o a la izquierda no me corresponde concederlo,
eso ya está decidido. Cuando lo oyeron los otros diez, se indignaron con Santiago y Juan,
así que Jesús los llamó y dijo, ¿cómo ustedes saben los que se consideran gobernantes
de las naciones oprimen al pueblo y los altos oficiales abusan de su autoridad? Pero entre
ustedes no debe ser así, al contrario, el que quiera hacerse grande entre ustedes deberá ser
su servidor y el que quiera ser el primero deberá ser esclavo de todos, porque ni a un elijo del
hombre vino para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos. El pasaje es
un relato del evangelio según San Marcos y se ubica después del encuentro entre Jesús o el
diálogo entre Jesús y Pedro, que la semana pasada el pastor Javier nos compartía desde otro de los
evangelios. La semana pasada reflexionábamos y revisábamos este pasaje y entendíamos qué es
realmente lo satánico. Este encuentro con Jesús según el evangelio según San Marcos ocurre
posterior a ese diálogo con Pedro y las enseñanzas que Jesús imparta a los discípulos luego de su
revelación como el Cristo. El versículo 35 dice que se acercaron Santiago y Juan, hijos de
CBD, o recordemos que Santiago y Juan fueron llamados una vez que estaban a la orilla del
lago y Jesús se encuentra con ellos y los llama. Ellos estaban trabajando en la pesca, remendando
las redes. Su padre era probablemente el dueño de esta empresa y estaban trabajando con él,
abandonando las redes, dice el pasaje, y lo siguieron inmediatamente. Han visto a Jesús
sanar enfermos, curar leprosos, paralíticos, resucitar enfermos, volver a la vida a la hija
de un alto funcionario de la sinagoga, responder a la petición de un soldado romano, de un funcionario
de Roma. Han visto a Jesús responder a las más distintas realidades y necesidades de la gente
de la época, sanando, resucitando, liberando, alimentando con pan y con peces. Y ellos que están
más cerca del círculo de Jesús, los seguidores más cercanos, un día se atreven a pedir también
a Jesús algo para ellos. El pasaje dice que se acercan a Jesús, estos dos, y dicen, maestro,
queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir. Antes de presentar la petición siquiera,
ya están diciéndole que su deseo es que le concedan lo que le van a pedir. ¿Qué quieren que haga,
dice Jesús, por ustedes? Concédenos que en tu glorioso reino, uno de nosotros se siente a la
derecha y el otro a la izquierda. Los demás, dice el relato, los otros diez se enojan con
estos dos. Y se enojan, si uno lee todo el evangelio de Marcos, no porque ellos hayan
entendido las enseñanzas de Jesús, no porque estén en contra de esta petición, no porque
piensen que son unos malvados.