En nuestro discipulado cristiano es fundamental enfrentar los desafíos que nos indican las escrituras, que nos advierten, que muchas veces están en alerta.

Y vamos a leer una carta en la que nos va a ayudar en esta pequeña reflexión.

Leamos todos juntos la carta a los hebreos del 2, capítulo 2, del 1 al 4.

Ahí va a aparecer en pantalla.

Si quiere, lo busca en sus dispositivos electrónicos.

Yo aquí lo tengo en mi biblia.

Vamos a leer.

Dice así, por eso es necesario que prestemos más atención a lo que hemos oído, no sea que perdamos el rumbo, porque si el mensaje anunciado por Los Ángeles tuvo validez y toda transgresión y desobediencia recibió su justo castigo, ¿cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? Esta salvación fue anunciada primeramente por el Señor y los que la oyeron nos la confirmaron.

A la vez, Dios ratificó su testimonio acerca de ella con señales, prodigios, diversos milagros y dones distribuidos por el Espíritu Santo según su voluntad.

Amén. La carta a los hebreos es una de las cartas que tiene ciertas particularidades y singularidades.

A los judíos, esta fue detallada, escrita, pensada, dirigida a los creyentes judíos que eran de Jesús, obviamente, a finales del siglo I después de Cristo.

Pero la particularidad o lo que es característico de esta carta es que no sabemos quién la escribió, no especifica un autor, no especifica un lugar de escritura o algunos destinatarios con exactitud, no nos dice nada de eso.

Pero sí el autor advertía sobre las tradiciones y sobre el legalismo que se encontraban y que estaban en esta comunidad.

Los primeros receptores aceptaron el evangelio y fueron bautizados por los evangelistas.

Tras recibir este mensaje, pudieron haber enfrentado ciertas circunstancias, ciertas persecuciones, dificultades que desestabilizaron a la comunidad de ese momento a la cual fue dirigida.

Y lo podemos ver, si usted va leyendo la carta a los hebreos, va a ir descubriendo cada una de estas cosas que le estoy señalando.

Pero lo que destaca la carta a los hebreos es la superioridad de Cristo y la importancia de la fe en él.

El autor, en estos cuatro primeros versos del capítulo 2, está advirtiendo a los lectores que deben mantenerse firmes y prestar atención al mensaje de salvación, al mensaje de Jesucristo, y enfatiza la necesidad de atender a no olvidarse de este mensaje para no desviarse.

Inicia, entonces, una exhortación a no renunciar, a no claudicar, a no olvidarse.

La intención retórica de este pasaje no pierde un sentido, sino que más bien está hablando de este mensaje.

No está hablando acerca de que si se pierde o no se pierde la salvación, sino más bien en el cuidado que debemos tener del mensaje de salvación que el Señor nos ha dado.

El valor del evangelio de Jesucristo y que no se puede abandonar.

Hay un llamado, primero, a prestar atención, a prestar atención a lo que han oído, a lo que han escuchado de Jesús.

Esta frase indica que no es una actitud casual, no es que lo sorprendió a estos lectores, sino más bien una actitud en el que exigen un compromiso activo, dirigente, en referencia al mensaje que se está dando.

La palabra griega utilizada en este momento tiene la idea de esto, de aferrarse firmemente a algo, sugiriendo un esfuerzo enfocado y sostenido.

Entonces, es de prestar atención.