03 El pórtico de Tanglewood. Introducción a "La cabeza de la Gorgona"
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Introducción a la leyenda mitologica. "La cabeza de la Gorgona"
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Por cortesía de ojo de agua ambiente educativo os presentamos el libro de las maravillas de nazarí en oxford alba editorial el pórtico de tanglewood introducción a la cabeza de la gorgona bajo el pórtico de la finca llamada tanglewood en una hermosa mañana otoñal había un alegre grupo de chiquillos en medio de los cuales estaba en pie un joven alto habían planeado una excursión para ir a coger nueces y esperaban con impaciencia que se desvaneciera en las nieblas en las laderas de las montañas y el sol derramase el calor del veranillo de san martín sobre campos y praderas y en los escondrijos de los bosques ese día prometía ser de lo más agradables que han alegrado este mundo risueño y hermoso pero la niebla de la mañana aún llenaba todo el valle sobre el cual en un suave pendiente se levantaba la finca la masa de vapor blanco se extendía hasta unos cien metros de la casa escondida por completo todo lo que hubiera más lejos excepto unas cuantas copas de árboles rojizas o amarillas que surgían aquí y allí estaban glorificadas por el sol madrugador que también hacía brillar la ancha superficie de la niebla siete u ocho kilómetros hacia el sur se alzaba la cima de una montaña elevadísima veinticuatro kilómetros más lejos en la misma dirección se levantaba otra mucho más alta tan azul y etérea que apenas parecía más sólido aquel vaporoso mar de niebla que se extendía sobre ella las colinas más próximas que bordeaban el valle estaban medio sumergidas y salpicadas de pequeñas guirnaldas de nubes hasta en las mismas cimas en resumen había tanta nube y tan poca tierra sólida que todo ello hacía el efecto de una visión los niños antes citados llenos de vida se escapaban del pórtico y correteaban por la senda era enharinada o por la hierba húmeda de la pradera no puedo decir con seguridad cuántos eran había más de nueve y menos de una docena de todas clases tamaños y edades muchachos y chiquillas eran hermanos hermanas y primos junto con unos cuantos amiguitos que habían sido invitados por el señor y la señora springwood a pasar unos cuantos días de la deliciosa estas ción en tanglewood no me gusta decir sus nombres ni llamarles con nombres que algún niño haya llevado antes que ellos porque sé de cierto que muchos autores se ponen en grandísimos compromisos por haber dado a los personajes de sus libros nombres de personas reales y verdaderas por esta razón quiero llamarles siempreviva pimpinela arándano zanahoria ojos azules trébol pensamiento mimosa flor de limón junquillo vainilla y campanilla aunque a decir verdad estos nombres serían muchos más propios de un grupo de hadas que de una reunión de niños de este mundo no hay que suponer que a estos niños les permitían sus cuidadosos padres y madres tíos tías o abuelos andar vagando por bosques y campos sin la vigilancia de alguna persona mayor y muy seria de ningún modo en el primer párrafo de mi libro recordaréis que ha hablado de un joven alto que estaba en pie en medio del grupo su nombre y os diré el verdadero porque considera grandísimo honor haber contado los cuentos que van aquí impresos su nombre era eustace bright era estudiante en el williams college y había alcanzado en aquella época la respetable edad de dieciocho años por aquel entonces le parecía casi ser el abuelo de pimpinela zanahoria pensamiento flor de limón junquillo y los demás que eran la mitad o la tercera parte de venerables que el una molestia en la vista como creen necesario tenerla muchos estudiantes de hoy en día para demostrar su aplicación le había hecho abandonar las clases dos semanas antes de terminar el curso pero por mi parte pocas veces he visto un par de ojos que tuviesen el aspecto de ver mejor o más lejos que lo de los de eustace bright el aplicado estudiante era delgado y un poquito pálido como lo son todos los estudiantes y yanquis pero de aspecto muy saludable y tan ligero y activo como si tuviese alas en los zapatos como le gustaba mucho cruzar arroyos y pisar la hierba de las praderas se había calzado para la expedición fuerte