03x25 - Emilie Meng: Desaparecida en la estación

La madrugada del 10 de julio de 2016, Emily y sus amigos regresaban a casa después de haber salido a dar una vuelta por Slayles, una ciudad de unas 80.000 personas situada al este de Dinamarca, en la isla más grande del país, Selandia. Cerca de las 4 de la mañana, el grupo de cuatro cogía un tren hasta la estación de Corsor. Allí les esperaba un taxi para llevarles a cada uno a su casa. Bueno, uno de sus amigos iba a haberse quedado con Emily, pero ella prefería estar sola esa noche. Estaba triste, el chico que le gustaba le había escrito pidiéndole que no le escribiera más, que no quería saber nada de ella.

La manera en la que Emily y sus amigas se relajaban cuando algo no les iba bien era andar, y por eso esa noche Emily decidió no coger el taxi junto a sus amigos y volver a su casa andando, y escuchar música con la poca batería que le quedaba en el móvil. Jamás la volverían a ver. Hoy vamos a conocer la historia de Emily Meng, uno de los casos más sonados de Dinamarca, uno de los países con el índice de criminalidad más bajos de todo el mundo. Mi nombre es Susana García, y esto es más allá del crimen.

A las nueve y media de la mañana de ese 10 de julio, la iglesia de Saint Paul en Corsor acogía un ensayo del coro del que Emily formaba parte. Era conocida por su puntualidad, y al no presentarse a las nueve de la mañana, un poco antes del comienzo del ensayo, sus compañeros se mostraron confundidos. Una confusión que se convirtió en miedo cuando la madre de Emily, Helen, se presentó en la iglesia preguntando por su hija. Helen se había despertado por la mañana y había subido a la habitación de Emily para ver cómo se encontraba, sabiendo que tenía ensayo con el coro de la iglesia.

Pero para su sorpresa, Emily no estaba en su habitación. Helen la llamó a su teléfono, pero este no daba señal. Los mensajes tampoco le estaban llegando. Preocupada, la madre llamó a una de las amigas de Emily, a Sarah, que había salido con ella la noche anterior. Cuando Sarah mencionó que Emily había decidido volver sola a casa, a Helen se le paró el mundo. ¿Pero qué había ocurrido la noche anterior? Emily acababa de terminar los exámenes. Le quedaban apenas unos días para cumplir los 18 años. Por fin se había terminado el curso y esa noche quería celebrarlo junto a sus amigos.

Su plan era salir a Slayles y tomar algo por allí y luego después volver a casa. No era nada del otro mundo y con esto me refiero a que no iban a salir ni a emborracharse ni a desfasar. El grupo de amigos era un grupo sano, de los que no beben, no comen carne y ya sabemos que Emily además formaba parte del coro de la iglesia y era asidua misa también. Salieron tres amigas y un amigo.

Este chico tenía pensado quedarse en casa de Emily a dormir porque era el que más a las afueras vivía y con este plan los cuatro se dirigieron a un café conocido por sus ishas. Allí todos se mostraron contentos, pasaron el rato y parecía que se estaban divirtiendo. Pero Emily en el fondo no lo estaba pasando bien. El chico con el que estaba saliendo y ella pues estaban manteniendo algún que otro desencuentro a través del messenger de Facebook.

No es que fuera una relación muy sólida, al fin y al cabo eran menores de edad, pero a Emily sí le gustaba este chico. Este desencuentro le afectó hasta el punto en el que parecía no estar disfrutando de la noche. Tras salir del café, los cuatro se dirigieron a un McDonald's donde cogieron algo de comer. Emily se abrió a una de sus amigas y le contó que estaba un poco angustiada por el desencuentro con su hasta ese momento novio.

Y digo hasta ese momento porque era el chico el que parece ser que le pidió que dejaran de verse. La amiga como buena amiga la estuvo apoyando y escuchando. Después de comer algo los cuatro se dirigieron a la estación donde cogieron un tren hasta Corsor y durante el trayecto Emily trató de cargar algo su móvil, que se le estaba quedando sin batería, y una de sus amigas llamó a un taxi para que les recogiera cuando llegaran a la estación y así volver todos a casa juntos.