05-10-2025 Pc Fútbol - 10 Minutos con Jesús

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes, te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José de mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, interceded por mí.

Cuando era pequeño, más joven, pues aunque a mis padres no les hacía ninguna gracia, seguro que mi madre escucha el audio y se reirá ahora mismo, pues decía que aunque no les hacía ninguna gracia, Jesús, pues a mí me gustaban mucho los juegos de ordenador y la verdad es que más de una vez aprovechaba cuando se habían ido a lo que sea, pues ahí me descabullía con mi hermano y jugábamos al ordenador.

Sobre todo a dos juegos, a dos juegos, uno era el Comandos y otro era el PcFootball, un juego que quizá no te dice nada porque ya desapareció, hubo muchas versiones, o quizá sí, o quizá le tienes mucha manía porque era el juego en el que tus hermanos pues ocupaban el ordenador y se ponían histéricos, o porque yo qué sé, o porque tu marido sólo habla ahora del PcFootball, o porque tu hermana, veré, tú vas a ver.

El caso es que a mí me encantaba, señor, pero me viciaba un montón, no mucho, porque mis padres no me dejaban y éramos muchos hermanos y había un ordenador, con lo cual, por mucho que quisiera, tampoco es que pudiera, yo qué sé, no es como los móviles de ahora que cada uno tiene su móvil y que ahí pasan las horas, Jesús, y uno dice, bueno, y de repente ve y dice, he estado tres horas por la tarde con TikTok o con Instagram, una máquina de perder el tiempo, ¿verdad? Bueno, pues el caso es que sí, que esos juegos pues estaban muy bien y sobre todo el PcFootball, era un juego que consistía en que tú te convertirás en el manager de un equipo. Había distintos modos de juego, pero fundamentalmente lo que consistía era en dirigir pues todos los aspectos de un club de fútbol.

Por supuesto, pues la alineación, la plantilla, pero también los fichajes que puedes hacer, los ojeadores, el aforo del estadio, ¿verdad? Yo recuerdo que empecé una vez con un equipo muy pequeño de una ciudad de España, que el estadio apenas tenía 5.000 espectadores y ya como tenía tanto dinero me iba también, al final, claro, uno juega y aprende los trucos del juego. Al final hice un estadio que tenía 300.000 espectadores, con lo cual ponía las entradas y ya solo con cada partido pues ganaba millones.

Bueno, el caso es que tú tenías que ser el manager y como todos los juegos pues se basa en una realidad ficticia, lógicamente, que no es la verdad, que no es la realidad y que no es tan fácil pues contratar jugadores o yo qué sé, o gestionar un club así porque luego hay personas, etcétera, etcétera, etcétera. Y pensaba que en el fondo el PcFootball, un juego que te enseña pues eso, a ser el manager que te hace pensar que tú eres el que decides, pues es bastante Jesús contrario, es como el antiejemplo de lo que muchas veces nos pides tú. Por ejemplo, en las lecturas de hoy, del domingo, del evangelio, pero también de la primera lectura, en el fondo Jesús es un evangelio que tú nos pides que tengamos más fe y más fe en ti, en tu poder.

Es decir, que no pretendamos, que no juguemos a ser los jefes, los dioses de nuestra existencia, sino que aceptemos y disfrutemos pues de ser lo que tú has querido que seamos, es decir, los administradores pues de tu propiedad, que es lo que nos has dado, de los talentos que nos has concedido a cada uno de nosotros. Es lo contrario a ese juego de ordenador, a ese PcFootball, que tú te tienes que convertir en el manager, en el gran propietario en que toman las decisiones de todo.

Bueno, luego tienes pues al consejo de administración que te pueden destituir si lo hacías muy mal, eso es verdad, pero en el fondo tú tomabas las decisiones de todo, tú decidías y no tenías ningún límite más allá de los ordinarios. Y sin embargo, tú Señor en la vida, por supuesto que quieres que seamos protagonistas de nuestra existencia, por supuesto que nos haces ver que tenemos pues toda tu confianza, somos hijos tuyos, hijos amados, que se dice pronto, soy un hijo amado de Dios. Jesús, cada vez que lo pienso podría estar horas sólo con esa expresión, con esa fase, con esa realidad que he sentido toda mi vida, toda mi fragilidad, a todas mis luchas, a todas mis alegrías, a todas mis tristezas.