063 - Sobre The_Apothecarion

Saludos, junkies, del plástico perfilado pulcro y blanquito, como las armaduras de los apotecarios Astartes. Como inicio de curso escolar, ya bien empezado, eso sí, os traemos a pasar reconocimiento, pero no os preocupéis que no os van a pinchar en el culo, no fuerte al menos, ya sabéis que en Nagarod siempre nos persiguen, aunque sí con el veneno plastiquero enfocado, una iniciativa muy honorable, muy encomiable y muy bonita, ya sabéis de lo que os hablamos, que lo comentamos la semana pasada.

Bienvenidos una semana más, soy la versión cabreada de Enrique García y me acompaña la versión bendecida por Nurgle de Jorge Gaitán. ¿Qué tal el comienzo, Jorge, del curso escolar con esos viruses que pululan por el aire y a que mola? Hola, que te cagas, me vendría muy bien un apotecario ahora mismo, que me chufara unos, no sé, unas pócimas, que usen ellos para los Astartes que les curan en cero coma. Unas movidas que hacen cosas. Que ni el cuchillo de marea.

Estás ahí con una voz interesante, o sea, te falta decir palomita.

El duque. Hablando del duque, tío. Me lo he encontrado varias veces últimamente por Toledo. No sé si es que se habrá echado una muchachilla o algo aquí en Toledo, el Miguel Silvestre. Y esto majo, tío, es muy majo, joder.

Yo le dije, digo, tío, a ver, todo el mundo te dirá las mismas cosas y las mismas tal, pero yo soy de los que di por culo por Twitter para que Netflix terminase Sense8. Joder, qué guay, es que casi nadie se acuerda ya de la serie, tío, tal, no sé qué, con lo bien que nos lo pasamos.

Eso era muy buena mierda, hermano. Como me gustaba.

Pues eso, chavales, estamos... Jorge está en la mierda y yo estoy cabreado porque sigo con la batalla de la moto peleando, entonces me tengo que ir al trabajo en transporte público y me pillo unos cabreos, me pillo unos cabreos, me cago en la madre que me parió. Encima yo esta semana he estado en mi... Chavales, apuntad.

Bueno, no sé si deciros el nombre exacto del sitio porque no quiero que aquello se masifique, pero alrededor del barco de Ávila hay sitios, hay uno en concreto que a mí me flipó, ocho habitantes, ocho, Jorge. Tú imagínate cuando les toca votar en las elecciones. Esa gente termina rápido, porque sois ocho, cuatro van a la mesa, quedan con los otros cuatro, votan, recuento, venga, a cada uno a su puta casa, ¿qué hay que abrir a las nueve? Pues a las nueve y cuarto has terminado, pues ya está.

Ocho, son dos mesas de mus, ¿eh? Día de elecciones, pues echamos el voto, echamos la carta y echamos carta después.

Joder, tío, una paz, el sitio, unas casitas montañilas de piedra en mitad del monte, todo lleno de verde y no de ese carral, puertos de montaña, animales... Yo he sido feliz, tío. Luego vuelvo y me tengo que pelear con la puta Renfe y el seguro. Me cago en la puta madre que me parió treinta millones de veces pares.

Se vive mejor de vacaciones, para que luego digan algunos que están sobrevaloradas.

Me cago en sus putos muertos uno a uno y en los cuatro faroles que alumbran la tumbra de su puta madre. Así te lo digo. Fue comer los cojones por debajo del ojete, como un racivo de uvas. Y dice, vamos con las novedades, que volvemos a coger el ritmo de cositas, hay un anuncio que... Estalló la bomba deportiva, chavales.