08-05-25 En Tenemos la Palabra. Columna Hablemos Claro

Estamos presentando en su columna, hablemos claro, la doctora Gabriela Íñigo, abogada con formación de posgrado en Derecho Laboral y en Derecho Administrativo, capacitada en género y con especialización como abogada de niño, niña y adolescente.

Hoy un tema muy preocupante, sin duda, y que es la frecuencia y la recurrencia con que se están produciendo, ¿no es cierto? Casos de bullying escolar y acoso en redes, aquí en nuestra provincia.

¿Qué tal, Gaby? Buen día.

Buen día, Clara.

Buen día a toda la audiencia.

Como vos lo dices, es increíble la forma en que ha crecido este tipo de violencia, ¿no? Porque más allá de que no esté específicamente contemplado en la ley 26485, como el bullying propiamente dicho y el acoso en las redes que generó que haya que crear después leyes complementarias como la ley olimpia, es una de las formas en la que se presenta de la manera más humillante la violencia respecto de un menor.

¿Y por qué la temática y la angustia que esto causa? Porque siempre, siempre, cuando estamos en presencia de ciberbullying o bullying escolar, estamos hablando de que intervienen dos menores.

O sea, que está de un menor a otro la conducta violenta.

¿Y siempre es así, Gaby? ¿Es siempre, no interviene nunca? Yo sé que en esos casos hablamos de grooming, pero ¿no interviene nunca un adulto? Bueno, es que ahí ya entramos a definir otras conductas.

Claro.

La intervención de los adultos o de las instituciones, donde transcurra la situación de violencia, es por supuesto preponderante en la resolución del conflicto, pero en principio el ciberbullying es el maltrato que sufre un menor de edad por parte de otros chicos o de otro niño que también son menores de edad y se lleva adelante a través del uso de internet o de otros medios electrónicos.

Nosotros tenemos que en el ciberbullying la persona que es menor de edad siempre es amenazada, humillada o molestada, ya sea mediante publicaciones de texto, a veces se difunde su imagen, que es gravísimo, porque aparte tenemos una ley que protege los datos personales, ¿no? Entonces la difusión de imágenes sin consentimiento conlleva otro tipo de delitos también.

Pero al estar en presencia de dos menores es muy difícil compatibilizar y buscar el punto de solución de este conflicto.

¿Y cuál es la gran problemática que se da dentro del ámbito escolar? Entonces, necesariamente se ve involucrada la institución escolar, que más allá que en todo la mayoría de los colegios cuentan con protocolos para actuar en situaciones de violencia o de bullying escolar, no lo pueden limitar, no le pueden poner fin a esta situación que nos ha superado, porque, como te digo, o sea, llega un punto de que es tanta la diversificación en las redes, la forma y la rapidez con que la comunicación transita o transcurre que el daño en el menor que lo sufre termina siendo irreparable.

Entonces, si hacemos un análisis de la perspectiva de quién hace la denuncia, que normalmente es el padre o el tutor responsable del niño que está siendo víctima del abuso, la gran pregunta es cuando llegan al estudio jurídico, doctora, yo mando a mi hijo a un colegio para que lo formen y me lo devuelven quebrado.

¿Cuál ha sido la accionar de la institución para que eviten ese quiebre? Porque es increíble cómo este tipo de situaciones a quienes trabajamos con violencia con niños y este tipo de conductas los quiebra, los desmoraliza, les baja la autoestima.

No, sí, genera traumas embromados, ¿no? Irreparables, porque nosotros tenemos que tener en cuenta que cuando trabajamos con niños, esos niños están en plena formación de lo que va a ser el desarrollo de su personalidad para cuando vivan una vida adulta.

Entonces, estas conductas que nos desmoralizan y de alguna forma bajan su autoestima y que muchas veces les quiebra con daños irreparables, porque los chicos empiezan a sufrir ansiedad, ataques de pánico.

Lamentablemente, tenemos muchos niños que se autoflagelan a consecuencia de estas conductas hasta que pueden de alguna forma manifestarle al adulto responsable.

Porque no podemos.