08-10-2025 Orar como Jesús - 10 Minutos con Jesús

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes, te adoro con profunda reverencia.

Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.

Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí.

Contaba un sacerdote que fue a visitar a un enfermo a un hospital que le habían recomendado, pero le habían dicho también que este hombre no creía, que pasaba de todo y entonces bueno, fue muy amable, una conversación muy simpática y hablando de todo un poquito, pero bueno, se ve que el tema religioso pues no entraba y entonces bueno, se despidió educadamente de este hombre y al final le dijo el enfermo, pero oiga, y no rezamos nada.

Bueno, es que me ha dicho que usted no cree, no es creyente, y le dice, oiga, que no sea creyente no significa que no rece.

Y entonces el sacerdote, pues nada, rezaron juntos, rezaron un padre nuestro y una relación a la Virgen y se fue muy sorprendido.

A veces la condición humana es un poco extraña y a veces es un poco compleja, más compleja de lo que nos pensamos.

Y es verdad que hay mucha gente que reza, aunque a lo mejor no sabe muy bien a quién reza o qué está rezando o quién se dirige, pero reza, esa necesidad está como muy metida en cada corazón humano.

Por eso hoy los apóstoles Jesús te dicen, enséñanos a orar.

Jesús te veían orando ante el Padre, te veían tan metido en la oración, en ese diálogo tan intenso y tan personal con tu Padre Dios que les daba envidia.

Y ellos que eran hombres de oración, habían aprendido las oraciones judías de su familia, de su tradición, pues rezaban.

Pero es que como tú hablas con tu Padre Dios, pues es asombroso, entonces ellos se maravillaban.

Y por eso Jesús te pedía que les ayudases y fue cuando ahí nos enseñasteis el Padre Nuestro.

¿Queréis orar? ¿Queréis hablar con Dios? Por decir, Padre Nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre.

Esas siete peticiones del Padre Nuestro que lo rezamos todos los días y varias veces al día, pero sin embargo, a veces, pocas veces, las meditamos.

Y hoy es un buen día, Jesús, para que meditemos aunque sea alguna, porque es maravilloso, es de un contenido tremendo, fascinante y podemos meternos y sumergirnos en esa oración del Padre Nuestro.

No lo voy a hacer yo ahora, Jesús, porque quizás se queda corto y se queda un poco impersonal, sino que cada uno lo puede hacer por su cuenta.

Yo sólo me acuerdo de lo que contaba San Juan de la Cruz cuando le llegó un novicio muy joven, muy listo y muy inteligente y que según llegó a su nuevo convento, pues en pocos días leyó todos los libros que había allí y acabó con todos los libros porque era de una mente maravillosa.

Y entonces acercó a San Juan y le dijo Padre, ya me he leído todos los libros, ¿qué hago ahora? ¿Qué más leo? ¿Qué más puedo estudiar, profundizar? Sé la Biblia.

Y entonces le dijo, pues mira, vas a estar un mes con un texto, así cualquier texto, el Padre Nuestro.

Y vio la cara de desilusión, un poco desagrado de este novicio, qué cosa más sencilla, ya me lo sé, algo más alto, más complicado. Dijo, no, no, el Padre Nuestro.

Y aquel hombre, que si era un hombre humilde, pues agachó la cabeza y se dedicó a meditar el Padre Nuestro todo un mes, nada más, el Padre Nuestro.

Y acabó siendo un maestro de espiritualidad.

San Juan le preparó bien, en lo más profundo, en las raíces de todo, el Padre Nuestro.

Y ahí profundizó en la mente de Dios, profundizó en el corazón de Dios.

El Padre Nuestro realmente es lo que nos enseña a orar, nos enseña a entrar en ese contacto con Dios Padre, con la Trinidad, y ahí beberemos en las fuentes maravillosas de la misericordia de Dios.

Porque es verdad que hay muchas formas de rezar y hoy en día quizás ha habido un aumento de espiritualidad o de espiritualidades.

Vete a saber de qué manera y de qué formas, a veces un poco extrañas, a veces un poco curiosas, porque esa necesidad del corazón de conectar con lo divino, con Dios, pues es muy profunda, pero hay medios y modos que no están muy bien, ¿no? Hay una canción de Eminem que dice...