10-06-2025 Jesucristo es SÍ - 10 Minutos con Jesús

Señor mío, Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes, te adoro con profunda reverencia, te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi padre y señor, ángel de mi guarda intercede por mí. Hace unos años vi un corto en youtube, una película de estas breves, debía durar diez minutos o quizá un poco menos y se titulaba, si no recuerdo mal, Validation.

Entonces la historia empezaba con un tipo que trabajaba en un parking y era el que se encargaba de validar los tickets. En lugar de ser un sitio de estos en que vas con el ticket a la máquina y ahí pagas, pues era el típico centro comercial donde tenían que validarte, pues el tipo veía si habías comprado algo y ponía validado y podía salir. Y la cosa es que era un tipo que no sólo validaba el ticket, sino que validaba a la gente.

Venía una persona así con cara un poco triste y demás y el hombre le daba al validation, le sellaba el ticket, pero también le decía, es usted una persona encantadora, tiene una mirada muy expresiva, lleva usted un traje precioso. Bueno, lo que fuera, a cada uno le iba diciendo algo y el asunto era que él simplemente con esas palabras le devolvía la alegría a la gente. Y el que llegaba ahí con el rostro ensombrecido se iba con una sonrisa y con un rostro lleno de luz.

Y me ha venido a la cabeza este vídeo al leer la primera lectura de la misa de hoy. Estamos empezando el tiempo ordinario, acabamos de terminar la pascua, ayer celebramos a Santa María, madre de la iglesia y al final hoy volvemos al tiempo ordinario y pues ha querido el Señor que justamente hoy, en este martes, leamos un texto de San Pablo que es bastante sorprendente.

Escribe a los de Corinto y les escribe, hermanos, Dios me es testigo. La palabra que os dirigimos no es sí y no, pues el Hijo de Dios, Jesucristo, que fue anunciado entre vosotros por mí, por Silbano y por Timoteo, no fue sí y no, sino que en Él sólo hubo sí, pues todas las promesas de Dios han alcanzado su sí en Él.

Jesucristo no fue sí y no, sino que en Él sólo hubo sí.

Jesucristo es el sí definitivo de Dios a su creación, el sí definitivo a tu vida y a la mía. El hecho de que el Hijo de Dios se haya hecho hombre y haya llegado a morir en la cruz por ti y por mí, y nos haya enviado desde el cielo al Espíritu Santo para que habite en nuestros corazones, es el sí definitivo, la validación definitiva. Es el mensaje definitivo de Dios que nos dice tu vida sí, que tú estés en este mundo sí, tu existencia sí.

Es la gran afirmación porque es el amor que ha llegado hasta el extremo y amar es decirle a la persona a la que amas, para mí es bueno que existas, tú sí, y por eso nada remueve más el corazón que ver a alguien a quien amamos que está triste, que no se quiere a sí mismo, que no confía en sí mismo y vamos ahí y nos ponemos a su lado y haríamos cualquier cosa por recordarle lo mucho que vale, para hacerle ver que sí, que es bueno que exista, que es bueno que esté a nuestro lado, que es muy importante lo que él hace simplemente por estar en este mundo y además seguramente pues pues hará muchas cosas buenas y haremos todo lo posible por recordarle lo mucho que vale.

Pues Jesucristo nos lo recuerda con toda su vida, Jesucristo nos lo recuerda con su misma encarnación, nos lo recuerda con su predicación, nos lo recuerda con su infinita paz.