10 de septiembre de 2025

En el Evangelio de este día miércoles, escuchamos que Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo Felices ustedes, los pobres, porque el reino de Dios les pertenece Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán Felices ustedes, cuando los hombres los odien, los excluyan, los insulten y los proscriban, considerándolos infames a causa del Hijo del Hombre Alégrense, y llénense de gozo en ese día, porque la recompensa de ustedes será grande en el cielo De la misma manera, los padres de ellos trataban a los profetas Pero hay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo Hay de ustedes los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre Hay de ustedes los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas Hay de ustedes cuando todos los elogien De la misma manera, los padres de ellos trataban a los falsos profetas Hoy comenzamos a escuchar lo que conocemos como el Sermón de la Llanura de Jesús Va dirigido a sus discípulos, no a la multitud, es decir, a los que han decidido seguirlo Hacia ellos tiene palabras de consuelo expresadas en forma de bienaventuranzas Que expresan además las condiciones que deba reunir todo discípulo Y la contracara son los ayes, hay de ustedes, para quienes se apoyan en otras cosas Los discípulos, debemos ser despegados de lo material Porque nuestra riqueza es el reino de Dios Los discípulos, nos reconocemos carenciados Porque sabemos que solo Dios puede llenar nuestra hambre más profunda Y es la fuente de verdadera alegría Los discípulos, sabemos que seremos rechazados como los profetas y el mismo Jesús Porque esperamos el gozo de la recompensa eterna, resucitando con él Siempre será un desafío aprender a no buscar reemplazar a Dios por el consuelo Y la alegría pasajera de lo material, del consumo o los aplausos de los demás Tratando de quedar bien con todos Jesús, comienza su discurso con palabras esperanzadoras Pero también muy realistas Para que sus discípulos, no nos desanimemos y sepamos que elegir Y recemos juntos esta oración Señor, te pido que me des la alegría de ser tu discípulo Te pido que me des la alegría de ser tu discípulo Para vivir con esperanza las adversidades que se presentan Amén Y que la bendición de Dios Todopoderoso Del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo Los acompañe siempre