10x35 - Especial MICKEY 17

Hola, Miki. ¿Te sientes mareado? Creo que un poco.

¡Saludos a todos! Javier Vidal os saluda desde los mandos de una nave espacial, la nave nodriza de el podcast de CineÓscar y Rarities, un podcast que ya ha dejado atrás los premios Óscar y que se de adentra en los nuevos estrenos en la cartelera del mes de marzo. Y tenemos en los próximos minutos el comentario, la reseña sin spoilers, de un título de excepción, uno de los estrenos que los cinéfilos más esperábamos.

Producción de Warner Bros., título coproducido entre Estados Unidos y Corea del Sur, adaptación de una novela futurista de Edward Ashton y que supone el regreso de nuestro querido surcoreano Bong Joon-ho, casi seis años después, que son muchos, de la palma de oro que recabó el cineasta por parásitos. Evidentemente, película que acabó coronada con el Óscar de Hollywood.

Nos subimos a esa nave para comentar esta Mickey 17, ya en cines desde el pasado viernes 7 de marzo, en España, y también en las carteleras de todo el planeta. ¿Nos acompañáis? Pues poneros el cinturón, porque vamos a tomar aire escuchando el tráiler de esta Mickey 17, de un genio, del señor Bong Joon-ho.

A ver, no me sorprendería que a estas alturas pensaras que he hecho...

Mi vida era un desastre y quería abandonar la Tierra. ¿Quieres ser prescindible? Sí. ¿Ha leído toda la solicitud? Cuando mueras, bioimprimiremos una nueva versión de tu cuerpo. Sí, debería haberme la leído.

Me hacen trabajar como un cabrón misión tras misión. Cada vez que mueres aprendemos algo nuevo y la humanidad progresa.

Bong Joon-ho, con esta Mickey 17, se reivindica, ya no como cineasta, sino como un creador de universos, entornos con unas lógicas propias que funcionan como historias de ciencia ficción y como alegorías de nuestro mundo. Así lo demostró en Snowpiercer, que discutía sobre la división de clases, en Okia, título de Netflix, era un cuento sobre la ecología y el maltrato a los animales, y ahora se repite en Mickey 17, una fantasía que toca todo tipo de palos.

Tiene estética de ciberpunk, coge elementos de la imaginería soviética y crea un argumento complejo que hace moza y crítica de todo lo dicho, y además presenta aristas estimulantes como el capitalismo, los poderes totalitarios, la precariedad y la explotación laboral, los dilemas morales que entrañan los nuevos avances tecnológicos o la colonización.

Todo además con elementos cómicos, dramáticos, fantásticos, cercanos al terror, y en este sentido, Mickey 17, sin ser un blockbuster al uso, tiene alma de historia popular, de manga convertido en imágenes, o de modernización de las tramas sobre el espacio exterior que lleva facturando Hollywood desde tiempos inmemoriables.

Si os acordáis, Parásitos ya presentaba la idea del doble, de la familia pobre que se refleja en la prolérrica, y cómo al final las dos se confunden y entran en pugna por el poder.

Una idea muy poderosa, muy pertinente en los tiempos que corren, y que se repite también en la segunda parte de Mickey 17.

La primera, en cambio, es un divertimento que nunca va en línea recta. Los primeros minutos de Mickey 17 sorprenden al espectador con múltiples fugas, flashbacks, saltos en el tiempo, y un uso poco ortodoxo de la voz en off, que aquí es la propia voz en primera persona del protagonista.

El mismo Mickey 17. ¿Y por qué ese número, el 17? Pues eso mismo es lo que nos cuenta el film.

En pantalla vemos cómo Mickey, un joven acuciado por las deudas, necesitado de huir de la realidad, decide, pues se decidió más bien en pretérito tiempo atrás, enrolarse en la exploración de un nuevo planeta.

Su misión era ser un peón más de esa misión, hasta tal punto que su material genético ha dejado de pertenecerle, y su cuerpo es utilizado desde entonces para todo tipo de tareas arriesgadas.

Él debe morir tras cada misión, y luego su ser es fotocopiado y revivido de nuevo, gracias a una extraña máquina. De esta manera, llegamos a conocer el Mickey primigenio, su clon siguiente,