⭕️ LA CAZA 'AL por MAYOR' (India-Pakistán)

La caza al por mayor. Vivimos en un mundo donde proteger animales es símbolo de civilización. Hay leyes que prohíben cazar osos pardos, arrancar huevos de tortuga o alterar el nido de una cigüeña. Y es bueno que así sea. La sensibilidad hacia los seres no humanos ha crecido y con ella la conciencia de que toda vida merece respeto. Pero hay una contradicción escandalosa que pocos se atreven a mirar de frente. Mientras se protege con firmeza la vida animal, se destruye sistemáticamente la vida humana.

Se matan personas al por mayor en nombre de la patria, del orden, del petróleo, del dios que toque o del negocio que lo permita. Se bombardean ciudades, se arrasan barrios, se mutilan infancias. No hay temporadas de veda para los seres humanos. No hay multas por asesinar con drones. No hay penas por convertir hogares en escombros. Sólo hay titulares, excusas geopolíticas y cifras que suben en silencio como si fueran parte del clima.

La caza humana se ejecuta con precisión quirúrgica y frialdad contable. Y lo más perverso es rentable. Se fabrican armas, se venden armas, se prueban armas. Hay ferias internacionales para exponer los últimos modelos de destrucción como si se tratara de coches de lujo. Y detrás de cada contrato hay una muerte esperando turno. Es histriónico total.

La industria armamentística no sobrevive por necesidad, sino por codicia. Porque hay quien se enriquece cuando todo arde y hay quien gobierna mejor cuando la gente teme. Y el miedo, lo saben bien, es más eficaz que cualquier misil. Es perpéntico.

Mientras tanto, los civiles, la gran mayoría de la humanidad, somos meros consumidores a la fuerza. Pagamos impuestos para guerras que no pedimos, financiamos armamentos que se pueden volver contra nosotros y lloramos víctimas que nunca deberían haber sido. Espeluznante. Y entonces, la gran paradoja. Proteger al lince, al delfín, al gorila. Y permitir, tolerar, justificar la muerte de personas inocentes con discursos huecos. Por eso, lo digo sin rodeos. Sí, defendamos a los animales, pero defendamos también lo humano, lo sagrado, lo frágil, lo que aún respira. Porque lo que estamos viviendo, aunque no lo llamemos así, tiene nombre.

La caza al por mayor. Se bombardean hospitales, se fumiga a pueblos enteros desde el cielo, se desplazan millones de seres humanos como si fueran estiércol.

No se puede cazar ciervos en celo, pero sí se puede cazar niños en guerra, niñas en escuelas, ancianos en fila para el pan. La fauna tiene derechos. Y los aplaudo.

Pero los humanos no tienen ni rastro. Y así seguimos, firmando tratados sobre cómo no dañar al delfín, mientras equipamos submarinos que cruzan los mares, para silenciar ciudades. Se llama progreso. Se llama geopolítica. Se llama daños colaterales. Pero todos sabemos su verdadero nombre. Caza al por mayor. Sin cupo, sin ética, sin alma.

La caza al por mayor. Etiquetas, opinión, criterio, reflexión.

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