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#13 🦇LA MALDICIÓN DE LOS VON CARSTEIN🦇 - Siegfriedhof| Warhammer Fantasy [Sistema Black Sword Hack]

Description of #13 🦇LA MALDICIÓN DE LOS VON CARSTEIN🦇 - Siegfriedhof| Warhammer Fantasy [Sistema Black Sword Hack]
En las tierras malditas de Sylvania, el equilibrio entre la vida y la muerte se tambalea peligrosamente. Manfred Von Carstein, el pérfido vampiro que acecha en la sombra, ha asestado un golpe mortal al Imperio, atacando la fortaleza de Heldenhame y robando un objeto de inmenso poder. Con la desaparición del Gran Teogonista Volkmar tras las fronteras de Sylvania, las esperanzas de una ofensiva parecen desvanecerse.
Sin embargo, un rayo de luz emerge en la oscuridad. Un grupo de valientes, ya sea por lealtad al Imperio o por razones más personales, responde a la llamada para adentrarse en las tenebrosas tierras de Sylvania. Su misión es clara: descubrir los planes de Manfred, localizar el objeto robado y, si la fortuna está de su lado, traer de vuelta a Volkmar.
Las puertas de la devastada Heldenhame se abren ante ellos. En un mundo donde la muerte camina entre los vivos y el destino del Imperio pende de un hilo, estos héroes deberán enfrentarse a terrores inimaginables para salvar lo que queda de la civilización.
¿Tendrán el valor de desafiar a la noche eterna y sobrevivir al abrazo de la muerte?
Descúbrelo a su lado en "LA MALDICIÓN DE LOS VON CARSTEIN", una campaña adaptada para WARHAMMER FANTASY de la aclamada "LA MALDICIÓN DE STRADH para Dungeons & Dragons.
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Y veremos si es un buen presagio o no, porque ese pequeño rayo de sol
que os señalaba, que os alumbraba, tan sólo unos segundos desaparece y todo
vuelve a tornarse oscuro. La eterna noche de Silvania
prosigue. Y delante de vosotros, con esas siluetas que veíamos recortadas al
subir este desnivel, se encuentra el primer núcleo que veis o que parece que
tiene vida, quitando esa caravana itinerante de estriganos.
Ese pueblo de nombre impronunciable, Sigfridhof, es el que tenéis delante.
Veis que es una villa que por lo que vislumbráis con esta de nuevo oscuridad
creciente, si lo viésemos desde una vista cenital
tendría una forma redondeada, como si hubiese crecido en torno a algo, a su
punto central. Las casas del Estraradio, que son las primeras que empezáis a ver,
parecen estar deshabitadas. Madera podrida, tejados derruidos,
puertas y ventanas desvercijadas. Algunas de esas construcciones ni siquiera las
tienen. Podríais pasar impunemente y echar un ojo. El camino es de tierra, más
bien de barro, con esta humedad constante, esta neblina que sigue flotando a la
altura de vuestros tobillos. Notáis como en ciertos puntos de ese camino
vuestros pies chapotean, vuestras botas se llenan de barro y posiblemente
comiencen a calar. No os vendría mal un buen fuego, como el de esos estriganos,
para calentaros. Pero no tenéis que andar mucho, podéis seguir avanzando por este
camino, os iréis acercando al centro de este pueblo,
iréis vislumbrando entre las calles, porque no son totalmente rectas, tienen
algún que otro recoveco. Las casas han sido construidas
más o menos donde pudiesen sus inquilinos.
Y llega un punto que comenzáis a vislumbrar que este camino antaño
estuvo empedrado, fue algo mejor de lo que es ahora, estuvo en mejores condiciones.
Como si este pueblo, aparte de la vida, aparte de los habitantes que ha perdido,
hubiese perdido algo más, como si hubiese perdido su alma. Y como decía, según os
vais acercando al centro del pueblo podéis vislumbrar una pequeña fuente
con una estatuilla. Parece algún tipo de
caballero en lo alto, en la cúspide de esta fuente, que por supuesto no funciona.
Está llena de agua, estancada, verde, que por cierto huele bastante mal.
Habéis ido viendo casas que sí que desprendían una luz del interior.
No os voy a decir que sea de un fuego, porque quizás esta gente no tenga ni para
calentarse, aunque las partes de esas casas desvencijadas de madera que
habéis visto, esas puertas que faltaban, esas ventanas, quizás sí que las hayan
usado para poder calentarse una noche más. Os llama la atención también que en
estas casas, que por las que vais pasando y por las que vais viendo que sí que hay
rastros de vida, cierren esas contraventanas,
esas cortinas. Oigáis como por dentro de esas puertas se corren cerrojos a vuestro
paso.