1650 - Crónicas Junto al Fuego - Einstein y Dios - Vida en Encélado y más

¡Vecinos de Villar del Río! Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación.

Y esta explicación que os debo, os la voy a pagar.

Que yo, como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación.

Y esta explicación que os debo, os la voy a pagar.

Un momento, jefe.

Yo no sé si os habréis enterado que el señor alcalde...

Oiga, señor alcalde, cállese.

Déjenme a mí, déjenme a mí.

Yo no sé si os habréis enterado todavía que el señor alcalde os debe una explicación.

Pero si no os habéis enterado, aquí estoy yo, para deciros que no solamente os de beso, sino una gratitud emocionada por el respeto, entusiasmo, disciplina con que habéis acogido sus órdenes, demostrando con ello el heroísmo sin par de este nobre pueblo, que os vio nacer para honra y orgullo del mundo entero.

Oye, por favor, niño.

¿Yo? Sí, cámbiate el sombrero con el de al lado, porque ese te está un poquito pequeño.

Así está mejor.

Yo, yo, como alcalde huerto que soy, os debo una explicación.

Y esa explicación nos la voy a dar, porque os la debo.

La explicación es innecesaria, porque vosotros sois inteligentes y despejados.

Sobre todo, y esta es la razón fundamental, sois nobles y bravos.

Muy bien.

Y ningún otro pueblo de alrededor puede arrebataros el triunfo que os merecéis por vuestro coraje, orgullo, pero universo.

Ahí la da usted.

Oye, guapa.

¿A mí? A ti sí, la de las gafas.

Ponte la flor en otro sitio, porque es que vas a saltar un ojo a la que está detrás.

Yo digo, como alcalde huerto que soy...

Bueno, es suficiente, señor alcalde.

He recurrido a este corte de audio, que pertenece a la genial película de Berlanga Bienvenido, Mr. Marshall, porque os debo una disculpa.

También me avisaba en un comentario que no debía repetirme tanto con el tema de Avi Loeb, porque ya había quedado clara mi postura.

He reescuchado esa parte del episodio anterior y tiene toda la razón.

A veces me ocurre que tengo la sensación de que hay personas que no entienden lo que estoy hablando, y eso me lleva a la reiteración.

Pero claro, eso hace que resulte repetitivo, cansado, aburrido para quien sí lo ha entendido a la primera.

Comparta lo que digo o no lo comparta, pero sí lo ha entendido.

Así que en adelante renuncio a repetir argumentos.

Al menos voy a intentarlo.

Si se entienden a la primera, estupendo, que creo que es lo que sucede en la mayoría de los casos.

Y si no, pues no voy a hacer nada más al respecto.

Así que dejo aquí mi petición de disculpas a quienes os haya parecido muy repetitivo el asunto de Avi Loeb.

Tenéis toda la razón.

Y vamos a empezar hablando de Albert Einstein y de qué sabemos acerca de lo que opinaba o la creencia que pudiera tener Einstein en Dios, en un Dios creador.

Y digo esto porque a veces se recurre a decir lo que creía Albert Einstein respecto de la existencia de Dios, y pienso que se tergiversa lo que sabemos al respecto.

De modo que he recurrido a diferentes fuentes para tener una idea lo más aproximada posible a la realidad de lo que Einstein pensaba, creía acerca de la existencia de un Dios creador.

Hay muchas fuentes, en Wikipedia se puede encontrar algo, en inglés, en la propia página de la sección de Historia de National Geographic, o de inteligencias artificiales como la de Gemini, que es la inteligencia artificial de Google, que recurre a estas fuentes y a otras para elaborar el informe sobre lo que Einstein podía pensar o creer sobre Dios.

Bueno, pues más allá de las tergiversaciones o las interpretaciones sesgadas tendenciosas que hacen algunos sobre este asunto, lo que se sabe de la creencia o el pensamiento que Albert Einstein tenía de Dios, o sobre la existencia de Dios, es que Einstein creía en un Dios impersonal que no intervenía en la humanidad, más afín a la concepción panteísta del filósofo Baruch Espinoza,