1686 - Astronomía: Los misterios de las estrellas Enanas Rojas

Pues aquí estoy de nuevo, aunque a alguno le moleste, y me refiero al gringo, que deje ya de quejarse de que exprese mi legítima inquietud sobre la expansión del universo.

Porque sí, aunque moleste que lo diga, el universo se expande, y nadie hace nada al respecto.

Pero, al margen de eso, si quieres que Universo de Misterios se expanda, no te olvides de votar por él en los premios de la audiencia de iVoox.

Es muy fácil usando el enlace que encontrarás en la descripción de este episodio.

Gracias, y aunque alguno no quiera, me despido. ¡Hasta pronto! Las luces del cielo se llaman estrellas, y son esferas de gas gigantescas.

Y brillan por una energía llamada radiación, lo que las convierte en bolas de fuego perpetuas.

Y es verdad, el mundo, el planeta, así es, el sol es como millones de esas estrellas.

Probablemente, los objetos más característicos del universo sean las estrellas.

Sabemos que al comienzo del universo, fundamentalmente se generaron únicamente dos elementos, el hidrógeno y el helio, con trazas de otros como el litio, el berilio, pero en cantidades ínfimas.

La proporción entre hidrógeno y helio era de 4 a 1, y todo el hidrógeno que hay en el universo procede de esta generación en el Big Bang.

Cualquier otro elemento puede proceder, en el caso del helio, puede proceder como el hidrógeno, aunque en mucha menor cuantía, un 25% de lo generado del Big Bang, o de la núcleo síntesis estelar, de la fusión que se produce en los núcleos estelares, que agrupa átomos de hidrógeno para convertirlos en helio.

Y el resto de elementos, todos ellos proceden de la núcleo síntesis estelar de manera directa o indirecta.

¿Qué quiero decir con esto de indirecta? Pues que hay elementos pesados que no consiguen generarse por fusión nuclear en los núcleos estelares, pero que aparecen después en supernovas, por ejemplo, el platino.

Y también hay elementos menos pesados que aparecen en el espacio por degeneración de elementos que previamente han sido generados en el interior de estrellas, y después arrojados, cuando la estrella muere, al medio interestelar.

Las primeras estrellas del universo se formaron en un periodo conocido como el siglo XIX.