
17-06-2025 Hasta el infinito, y más allá - 10 Minutos con Jesús

Description of 17-06-2025 Hasta el infinito, y más allá - 10 Minutos con Jesús
** Ponte en presencia de Dios. Trata de hablar con Él.
** 10 minutos son 10 minutos aunque te puedas distraer. Llega hasta el final.
** Sé constante. El Espíritu Santo actúa “a fuego lento” y requiere constancia.
Audios de 10 minutos que te ayudan a rezar.
Un pasaje del Evangelio, una idea, una anécdota y un sacerdote que te habla y habla al Señor invitándote a compartir tu intimidad con Dios.
Busca tu momento, piensa que estás con Él y dale al play.
Toda la info en nuestra web:
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Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración.
Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí.
Qué importante es que tú y yo consideremos despacio estas palabras que acabamos de pronunciar. Jesús, que estos ratos de oración guiada no se queden en escuchar cosas sobre ti, sobre tus enseñanzas, sino que nos calen hondo, que nos hagan considerar cómo es nuestro corazón a la luz del tuyo, cómo aprovechamos este tiempo de vida que nos concedes cada día, cómo tratamos de verte detrás de lo que nos sucede, de verte en las personas con las que nos relacionamos.
Jesús, que estos ratos de oración contigo nos den luz para intuir qué esperas de cada uno, qué nos pides a cada uno, sabiendo que nos pides para poder darnos y mucho. Rezamos como nos enseñaste, Padre, Papá, hágase tu voluntad, tu querer, así en la tierra como en el cielo.
Deseo que mi corazón sepa acoger tu voluntad como es acogida por los ángeles y los santos que están en el cielo. Jesús, como tú, ante lo bueno que me agrada y ante lo doloroso que me produce rechazo. Como tú, Jesús, Padre, aparta de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. Señor mío y Dios mío, mi Señor y mi Dios, Jesús, mi Jesús, creo firmemente que estás aquí, a mi lado, y no importa dónde estés, en tu habitación, en el coche, caminando por la calle, en una capilla. Creo firmemente que me ves, que me oyes, que te importa todo lo que me pasa y cómo estoy. Te adoro con profunda reverencia.
Perdón por mis pecados, por mis faltas de fe, de confianza, de amor, de caridad con los demás.
Perdón por mi pereza y mi desorden, mi desorden con las cosas, con el tiempo, con los afectos.
Ayúdame a hacer con fruto estos minutos de oración. Madre mía inmaculada, San José, mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, pedid por mí, ayudadme, enseñadme.
Gracias, Jesús, por esta oración con la que nos enseñó a hacer oración San José María. Gracias por el ejemplo de tantas personas buenas. Gracias porque con una paciencia infinita nos tratas de llevar por el buen camino hacia el cielo. Qué bueno eres, Jesús, qué bueno. Así rezaba San José María en ocasiones, repitiendo estas palabras, saboreándolas. Qué bueno, qué paciente, qué misericordioso. Abrimos el Evangelio para aprender de tus palabras. Hoy nos enseñas.
Habéis oído que se dijo, amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo en cambio os digo, amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os aborrecen y rezad por los que os persiguen y calumnien. Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir su sol sobre malos y buenos y manda la lluvia a justos e injustos. Se decía desde antiguo en las sinagogas judías, amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. No es que hubiese un mandamiento en el pueblo judío enunciado así.
De hecho, el precepto que la ley judía enseñaba era sólo la primera parte, amarás a tu prójimo. Pero prójimo era sólo otro judío, otro israelita, no un no judío, considerado gentil, pagano. Uno de los salmos reza así, cómo no odiar hoy a ve a los que te odian, cómo no aborrecer a los que se levantan contra ti. Los detesto con odio implacable y los tengo por enemigos míos. Ahora Jesús nos enseña, amad a vuestros enemigos, hacedles el bien, rezad por ellos. De este modo seréis hijos de vuestro Padre del cielo. Miradle a él, hace salir el sol y manda la lluvia a justos y malos.
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