1792. Quién eres

¡Muy buenos días! Hoy voy a seguir con una idea y es que creo que lo más duro
de mi personalidad, lo que más me cuesta, es que me condiciona mucho la opinión de
los demás. Creo que no es algo raro, nos influye a todos,
lo hemos hablado aquí un montón, pero yo quizá entiendo que por mi educación
muy dependiente de los demás, mi adultez ha sido una etapa en la que
también me ha preocupado mucho la opinión de los demás.
Yo no es que esté mal, es que me doy cuenta de eso.
Como te dije, creo que te lo dije ayer, que las personas reconozcan
debilidades o cosas a mejorar no quiere decir que estén mal, todo lo contrario,
quiere decir que se dan cuenta. ¿Por qué me importa tanto lo que digan de mí?
Bueno, dejando de lado lo, entre comillas, sano, que es que tenemos una cuestión atávica,
nos importa lo que digan de nosotros porque es un miedo atávico, si hablan mal
de ti, pues el miedo que se activa es a ver si me van a echar de la tribu y si
me echan de la tribu me muero. Técnicamente antes te morías si te
echaban de una tribu. Bueno, hoy en día allá donde viva la gente en pequeñas
tribus, si te echan de la tribu puedes morir porque estás solo ante los
elementos, no tienes la protección del grupo.
Y más allá de la necesidad sana de que haya gente que te valore positivamente,
que nos lo necesitamos, que haya algunas personas en nuestra vida que nos valoren
positivamente, más allá de eso la cuestión es por qué me importa tanto la
opinión de los demás, más allá, porque es
mucho más que eso. Al fin y al cabo, ¿qué es la opinión de los demás? Una
valoración sobre mí, en general sobre cómo soy, sobre lo
que hago, más o menos, o sobre mi aspecto. Bueno, cuando a una persona le importa
mucho la opinión de los demás, yo he llegado a conclusiones porque se da
mucha importancia a sí mismo. Me doy importancia en exceso. ¿Y cuál es la
realidad? Que todo lo que yo haga es extremadamente importante, cada paso que
dé es un aporte a mí mismo, a la comunidad, todo lo que yo haga es
extremadamente importante. Hacer lo que tengo que hacer cuando tengo que hacerlo
a la mejor de mis posibilidades es extremadamente importante, pero yo no
importo nada. Si yo tuviese claro que yo no
importo nada, ¿cómo me iba a importar lo que los demás
dijesen sobre quién no importa nada? Pero me doy una importancia que no tengo.
Pero no es que no tenga importancia y relevancia social, es que aunque fuese el
más famoso del mundo, no tengo ninguna importancia.
Y esto es muy duro. ¿Para quién? Para nuestro ego. ¿Por qué? Porque toda su
historia, su presencia pasa por darse importancia y lo llevamos al terreno de
la vanidad. ¿Pero qué es la vanidad sin un grito desesperado para confirmar la
propia existencia? Que estoy aquí, por favor. Ese es el ego, estoy aquí.
Pero claro, en realidad el ego no es nada.
No somos nadie, no somos nada. Y para explicarlo mejor yo diría
¿Qué somos? ¿Quién soy yo? Como decía Ramana Maharshi.
¿Quién soy? Pues esa maravillosa canción creo que es
de Masif Atak, Who am I? ¿Quién soy? ¿Soy un ser humano?
Es que eso es lo que soy, no soy otra cosa. Y a este ser humano
se le cuela un personaje. Y yo voy creciendo, yo soy un ser humano.