#182 ESCRITORES - La Bolsa by Roberto Orozco

Este es un nuevo programa de relatos de misterio y suspense soy javier matesanz yo saludo desde madrid españa baúl de libros presenta dentro de la promo de escritores relatos de misterio y suspense hoy presentamos la bolsa escrito por roberto orozco roberto orozco pérez es una escritora mater mexicano desde niño ha encontrado en la literatura un aliciente y desde hace un par de años ha comenzado a escribir sus propias narraciones y relatos la bolsa es un cuento que ha creado particularmente por la preocupación personal que tiene por la situación actual de su país le preocupa la violencia que vive su país y en el afán de tratar de comprender las causas que han provocado comenzó a escribir este relato donde busca dar a entender que la violencia no se genera por cuestiones externas al propio ser humano y como algo generado por nosotros mismos también en nosotros mismos estaría la capacidad de pararla cree que al tomar responsabilidad sobre nuestros propios comportamientos podría su país salir de la espiral de violencia en donde sean sumergido en los últimos años pero está en ellos hacerlo la violencia no se genera por obra de magia no es culpa del los otros es culpa de todos en conjunto y sólo en conjunto se puede parar en cambio si el miedo nos domina y callamos o dejemos pasar las cosas como si a nosotros no nos fueran alcanzar entonces las cosas sólo se pondrán peor esa preocupación es la que incentivo el relato que comparte con nosotros unos cascos cansinos se escucharon capotear ligeramente por el camino recortados por la niebla aparecieron diez siluetas que avanzaban fatigo esa mente entre el lodo y los pedruscos que las continuas lluvias invernales habían dejado al descubierto y que dificultaba en la ya de por sí difícil travesía por la montaña no fue sino hasta que aquellas siluetas llegaron a la altura del viejo y con tronco que dividía el sendero en dos cuando pudimos verlos claramente y reconocer el estandarte que portaban era yo muy niño en ese tiempo no mayor que un antojo gil joven lo recuerdo así porque me divertía escondiendo me de mi padre de vez en cuando lanzándome a través precisamente de las fronteras de esas plantas mientras nos interna vamos en lo profundo del metal en busca de hoy ojos de perdices que eran muy apreciada es en el pueblo por todos aquellos que sabiendo morir deseaban hacerlo sin demasiadas molestias o por lo menos eso siempre me decía mi padre en aquellos tiempos me perdía por unos momentos de la vista protectora oculto por tanto ágiles pequeños que me cubrían el cuerpo entero aunque mi padre siempre sabía dónde estaba como si tuviera ojos en la espalda que salpican con su color los verdes y o crees del bosque sin volverse siquiera estaba su voz y me decía sala hora hijo mío que ni lápices más grande te podría esconder del oído bien entrenado de tu padre y mientras hablaba ser guía con las flores en la mano terminando su decir mientras se volvía justo hacia donde me hallaba escondido que he escuchado ya tanto al bosque que tus correrías no lo toman desprevenido fue mi padre quien no se anunció la marcha que se daba sobre la maltrecha vereda incluso antes de que las siluetas se dibujan en el horizonte ante el aviso los mayores que hay con corrían quedaron en silencio no era en verdad que hubieran desarrollado demás la lengua durante la espera de pidió ser las horas lonas cuando comenzó atronar el cielo y la lluvia cayó a raudales y las nubes tapando el sol