1823. Qué es lo que te merece la pena en la vida

Antes de empezar este audio, te quiero recordar dos cosas. Una, que si quieres contactar conmigo de manera privada, puedes hacerlo en la dirección contacto arroba buscadoresdesentido.es. Y si quieres hacerme algún aporte económico, puedes hacerlo a través de cualquiera de los medios que te dejo en la descripción de este episodio. Vamos con el audio de hoy. Muy buenos días.

Una pregunta que me viene a la cabeza. Creo que es muy interesante para entender qué es lo importante en la vida, preguntarse a uno mismo qué es lo que en la vida le merece la pena.

E indagando sobre eso, puedes ver qué es lo que te importa en la vida. Cuando digo importar, qué es lo que te mueve en la vida. Hay una cosa de la que yo me he dado cuenta y es que, si en mi vida lo único que existiese fuese la idea de mantenerme vivo y reproducirme para perpetuar la especie, si esa fuese mi experiencia de vida, creo que no me interesaría vivir, no como una ideación de uno, sino como un sentir. No siento interés por vivir.

Si la vida fuese mejorar económicamente, por ejemplo, no tendría interés por vivir. Eso no me produce interés. No tendría interés por vivir, no tendría ganas de vivir. Entonces va sumando así un montón de cosas de las que vivimos o de las que hay en nuestra vida y te vas dando cuenta y vas diciendo, si solo existiese eso o si solo existiesen todas estas cosas, yo no tendría interés por vivir.

Porque de hecho, cuando era más joven y no conocía un poco la trascendencia, el ir más allá en la experiencia de vida que el habitual, que se nos presenta cuando vamos creciendo y se nos dice qué es lo que hay que hacer, pues tienes que buscarte un trabajo, no sé qué tal. Todo eso a mí de joven me producía un desinterés muy grande. Aparte de otras cosas, pero un desinterés muy grande. Y decía, jo, ¿qué hago si a mí esto no me motiva para vivir? Lo de correr, que siempre te he contado que yo decía, ¿por qué correr? Y si me decían, no sabemos por qué corremos, pero corre que aquí todo el mundo corre.

Y yo me quedé parado, petrificado, ya de muy joven. Entonces te vas dando cuenta de que nada de eso te merece la pena. Es que no te merece la pena, es que no tienes interés por vivir si la vida es eso. Entonces es cuando te pones a buscar otra cosa. Dices, bueno, habrá algo más para poder tener interés por vivir. Y alguien te habla de la meditación y un día te sientas a practicar meditación, escuchas a alguien que viene de Oriente, en aquella época, imagínate los años, a principios de los años 90, y sientes algo un día.

Y ese algo lo reconoces porque lo has visto en otras personas. Por ejemplo, eso que yo sentí lo había visto en mi madre. Era un amor desinteresado, era una alegría por el hecho de estar vivo, era una apreciación de las pequeñas cosas, de la belleza. Luego empecé a verlo en más gente, gente que no había practicado meditación ni nada, pero vivía eso y era ya como una trascendencia. Trascendía lo habitual, iba más allá. Y con el tiempo se fue forjando todo eso.

Y entonces ahí encontré algo por lo que me merecía la pena vivir. Una manera de estar por la que me merecía la pena vivir. Entonces decías, vivir esta experiencia es lo que a mí me hace que merezca la pena vivir. Vivir desde ahí.