
1868. Volver al primer amor (EDITADA)

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Meditación sobre el Evangelio del lunes de la Octava de Pascua. ¿Qué es la Octava de Pascua? EL gran domingo. La semana de las semanas. ¿Cómo hacer coincidir las distintas versiones, según los cuatro evangelistas, de los acontecimientos de la Resurrección? El mandato de Jesús de "volver a Galilea: allí me verán"? Convertirse es volver al origen, a donde empezó todo, a Galilea, el lugar del primer amor.
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Por la señal de la Santa Cruz de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, San José mi Padre y Señor, ángel de mi guarda, intercede por mí. Ha resucitado.
Este grito inunda todo el tiempo pascual pero muy especialmente estos primeros ocho días de Pascua. Desde ayer, domingo primero de resurrección hasta el segundo domingo de resurrección, esos ocho días forman como un gran domingo, la octava de Pascua. Cada uno de esos días los celebramos como solemnidad del Señor, como si fueran todos un solo día y por eso en las misas de estos ocho días de esta octava de Pascua se leen los distintos evangelios que narran la resurrección del Señor, según los distintos evangelistas.
La resurrección fue un acontecimiento tan inaudito, tan difícil de creer, incluso podríamos decir tan difícil de decir porque, claro, decir que Jesús ha resucitado cuando todos le habían muerto, le habían visto morir en la cruz y ser sepultado, pues corrías un riesgo de ser tomado por loco o por loca.
Así le pasó a San Pablo cuando, predicando a los atenienses, les dijo y este Cristo ha resucitado y se empezaron a ir diciendo bueno te escucharemos otro día, déjate de... Además el cuerpo de Jesús tenía unas propiedades, una vez resucitado, desconocidas hasta entonces, que causaba sorpresa y por si fuera poco los discípulos eran los hombres más reacios del mundo a creer en la resurrección.
No es extraño que esta verdad tuviera que abrirse camino paso a paso con dificultad en la mente de los discípulos y que los relatos de los evangelistas, los distintos relatos, sean un tanto confusos y embarañados. Cada uno, inspirado por Dios, narraba, escribía lo que recordaba o yo decir a alguien que lo recordaba, a un apóstol que lo recordaba y mantienen esa aparente contradicción entre unos y otros.
Por ejemplo, Mateo, es el evangelio que leeremos hoy en la misa, dice que las mujeres que fueron al sepulcro eran dos, ya lo habíamos visto en la vigilia, y que tras ver al ángel y recibir su mensaje, con miedo y gran gozo corrieron a dar la noticia a sus discípulos. O sea que van corriendo a dar las noticias. Pero Marcos dice que no fueron dos, sino tres mujeres y que salieron huyendo del sepulcro, pues un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo. Y no habla para nada de los ángeles.
Lucas, por otra parte, dice que las mujeres eran más de tres y que los ángeles dos. O sea, no coincide con ninguno. Y que al contar estas cosas a los once, sus palabras, o sea que se las contaron, pero dice que sus palabras a los once les parecían como de satinos y no les creían. Y por último, y para acabar de arreglar este desconcierto, Juan habla solamente de María Magdalena, no habla de ángeles, y dice que su anuncio a los discípulos se limitó a este. Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos, curioso que diga, no sabemos en plural, se ve que sí que había más mujeres, pero bueno, y no sabemos dónde le han puesto. O sea, fíjate qué aparente contradicción entre el relato de la primera noticia de la resurrección de nuestro Señor.
Verdaderamente, Jesús, que nos escuchas, como farsa, los evangelios son un verdadero desastre. Porque si alguien hubiera pretendido inventar unos relatos que coincidieran en sus sí para dar una sensación de veros, de veracidad, no lo hubieran hecho así jamás. Me acuerdo haber leído que Rousseau escribió, se carteaba con un amigo, y entonces el amigo le hablaba de todas esas invenciones de los cristianos, refiriendo a la
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